Mestizaje. Siempre me ha parecido una palabra bonita. Supongo que porque, dentro de ella, contiene lo mejor de, al menos dos cosas: dos razas, dos estilos, dos narrativas... Siempre que la escucho recuerdo, con la misma emoción que entonces, el precioso discurso que Alan Pitronello dio cuando recibió el Premio Ciudad de Úbeda de Novela Histórica, con el que a más de uno de nos escapó una lagrimita. Alan, chileno pero viviendo en España, hizo todo un homenaje a lo orgulloso que se sentía de hablar y pensar en español, de la herencia cultural, pero, sobre todo, del mestizaje. La unión de culturas y razas que tanto nos engrandeció y que fue un hecho único y enriquecedor, tan diferente al modo anglosajón de arrasar con todo lo que se les ponía por delante. Carmen Sánchez Risco, a quien tengo la fortuna de conocer, ha elegido hablar, en su primera novela, de una mestiza de "pata negra", la hija de Francisco Pizarro y la princesa inca Quispe Sisa, hermana de Atahualpa: Francisca Pizarro Yupanqui.
Carmen nació en Trujillo, cuna de los Pizarro, y la imagen cincelada en piedra del rostro de Francisca, en el Palacio de la Conquista, la ha acompañado siempre. Como la curiosidad por ella. Y en esta novela vamos a conocerla bien, a descubrir su infancia, su juventud, sus matrimonios, su vida tanto en Lima como en España. Una mujer fuerte e inteligente que unía en sí misma la sangre de dos mundos y que tuvo que enfrentarse al dolor, a las pérdidas y a las conjuras, pero que dejó un legado inolvidable. Pasad, quiero que la conozcáis.
TODAS LAS SANGRES REPOSAN EN TI
En Madrid, en 1597, Francisca Pizarro Yupanqui comienza a escribir el relato de lo que ha sido su vida. Ella fue la primera mestiza noble del Perú, una mujer sabia e inteligente que aunaba en sí misma la fuerza de dos continentes y dos imperios. Con apenas siete años tuvo que escapar de Lima junto con su hermano, después de vivir el brutal asesinato de su padre, Francisco Pizarro. La llegada del primer despótico y cruel virrey del Perú, que echó abajo todo lo conseguido por su padre, hace que Francisca decida comenzar una guerra muy personal para recuperar lo que por derecho le pertenecía. Toda su peripecia vital nos es contada con un brillante lujo de detalles hasta su llegada al Madrid de Felipe II, donde se convierte en una dama de gran influencia y que siempre busca su libertad y proteger lo que ama y a los que ama. Tuvo que madurar a marchas forzadas para recomponer su vida y su identidad.
La novela de Carmen Sánchez Risco nos transporta a una época apasionante para contar una vida más apasionante aún. La historia de Francisca Pizarro es también la historia de lo que empezó siendo un choque de culturas y de pueblos poderosos (el inca y el español) y que devino en una unión no solo de mundos, sino también de sangres. La vida de Francisca Pizarro es una vida de claroscuros, de subidas y bajadas, de batallas, intrigas y luchas de poder, pero también, como se nos describe brillantemente en la novela, es el relato de la cotidianeidad de las mujeres tanto incas como españolas, cada una con sus tradiciones, sus ritos y sus oraciones y de todas las dificultades con las que se encontraban.
La novela arranca en Madrid en 1597, un año antes de la muerte de Francisca. Es ella la que narra en primera persona su propia historia. Se ha convertido en una mujer muy rica y poderosa en la corte de Felipe II. Su relato es una suerte de confesión dirigida a quienes la lean en tiempos venideros, para que cuenten con todos los argumentos para juzgarla con equidad. A lo largo de las páginas somos conscientes de la doble perspectiva de Francisca como mujer: por un lado lleva con orgullo el apellido Pizarro y, por otro, la estirpe imperial inca corre por sus venas. Ambas facetas son importantes y fundamentales y por ellas lucha, así como para recuperar lo que por derecho le pertenece.
La parte de la infancia de Francisca en el Perú nos lleva a una maravillosa ambientación sobre cómo vivían los incas; el paisaje, la organización social y política, sus costumbres...hasta sus recetas. La convivencia entre incas y españoles transcurre con bastante tranquilidad y la vida cotidiana, especialmente la de las mujeres, está fantásticamente reflejada. Allí siempre la selva como fondo de escenario y el dibujo de las calles de las ciudades en Perú y en España, tan diferentes pero tan conectadas. Francisca va a ir creciendo siendo testigo de importantes hechos de la Historia, aunque ella no los vive como tales, y desde bien pequeña se ve rodeada de traición y drama. A su lado, otras mujeres fuertes que la ayudan en su camino: su madre Quispe, su tía Inés, las indias Nuna y Shaya, Catalina...todas tratan de protegerla desde la infancia y todas le dejan un poso inolvidable. Esa unión y ayuda entre mujeres es fundamental en la novela. El apoyo de su abuelo Contarhuacho es también fuerte, a pesar de la distancia.
Fue esposa primero de su tío, Hernando Pizarro, un matrimonio que buscaba defender a toda costa el patrimonio de los Pizarro, y, tras enviudar años después, se casó con Pedro Arias Portocarrero. Acabo convirtíendose en una mujer única y fascinante, inteligente, apasionada y de una gran nobleza moral, pero creo que lo más hermoso de la novela es cómo vamos a mirar a través de los ojos de Francisca para sentirnos tanto rodeados de la vida en Perú y empaparnos de la cultura inca, como a caminar con ella en la España del siglo XVI.
La primera mestiza es una gran novela, que sorprende por sus matices, sus descripciones, sus personajes, que nos hace conocer y descubrir, que nos muestra las diferencias entre culturas pero también cómo se entrecruzaron. Y, sobre todo, que nos permite escuchar a Francisca Pizarro en primera persona, entenderla, ir de su mano a lo largo de su vida para conocerla bien. Merece mucho la pena prestar atención. Os aseguro que se quedará en vuestra memoria.
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