viernes, 22 de marzo de 2024

LA ÚLTIMA RELIQUIA de Rodrigo Costoya

 Muchas veces lo he dicho aquí y, siempre que me preguntan, me ratifico: la literatura, los libros y todo lo que les rodea me han regalado, además de ratos de viajes maravillosos entre sus páginas, conocer a autores fantásticos que, en muchas ocasiones, me premian con su amistad. Y eso, os lo aseguro, lo llevo muy a gala. Como el autor de la novela que hoy os traigo, Rodrigo Costoya, a quien conocí en noviembre de 2020, ese año negro y terrible, cuando su novela, El custodio de los libros, obtuvo el prestigioso Premio Ciudad de Úbeda en el certamen de esa preciosa ciudad. Aquellos días, por motivos sanitarios, teníamos que recluirnos en el hotel a las seis de la tarde y ello colaboró para poder mantener muchas y variadas charlas entre autores y medios entre cafés y copas. Allí Rodrigo nos habló mucho sobre la teoría (y su certeza) del origen gallego de Colón y nos fascinó con una pequeña exposición que llevaba en su ordenador.

Casi cuatro años después, con otros dos libros publicados por medio, Portosanto e Hijos de Gael, Rodrigo Costoya ha vuelto a "su casa", Ediciones Pàmies, con una historia ambiciosa y compleja en la convergen varias tramas y que, además, se permite buscar la complicidad del lector cuando plantea determinadas cuestiones. Le hace pensar. Internamente, yo me he posicionado, aunque os confieso que tuve la fortuna, si bien entonces no supe que era la trama de su novela, de pasear por las calles de Santiago de Compostela con Rodrigo y que me mostrase eso que no se ve y que está. Incluso estaba antes. Hasta aquí puedo leer, porque tenéis que descubrirlo vosotros. Seguro que os quedáis tan boquiabiertos como yo.

"UNA CIUDAD CONSTRUIDA SOBRE MENTIRAS Y SUEÑOS"

Tras la victoria en Lepanto, Felipe II, que reina, poderoso, sobre el inmenso imperio español, pone en marcha dos operaciones secretas. Una es más de índole personal y ciertamente delicada, que recae sobre fray Ambrosio de Morales, hombre de su absoluta confianza y un gran erudito. El Escorial, centro de aquel imperio, está lleno de reliquias que el rey ha ido atesorando, traídas desde todos los puntos cardinales. Pero hay una que anhela de forma casi febril, la más valiosa de la cristiandad. El encargo de fray Ambrosio es conseguirla y, para ello, cuenta con sus plenos poderes, por lo que parte a Compostela con sus dos jóvenes ayudantes, Mundo y Cándido, y el alma llena de dudas.

Su otro plan es derrotar de una vez por todas y de forma incontestable a la reina Isabel de Inglaterra. El plan es organizar una flota de tal envergadura y poderío que consiga rendir Londres de una vez y para siempre. Será la conocida como Armada Invencible, que desde sus comienzos parece estar llena de problemas. La muerte del gran Álvaro de Bazán la ha dejado sin el mejor almirante posible, las rutas a seguir son discutidas y los ministros del rey no se ponen de acuerdo con el plan final.  Lo que no podía esperar el rey era que aquella misión se viese truncada de forma tan desastrosa y que ello provocase el contraataque inglés sobre las costas españolas.Y ahí, de nuevo, como otras tantas veces en nuestra Historia, la heroica defensa de una ciudad será clave para detener a los invasores.

Dos líneas argumentales que parecen muy separadas entre sí, ¿verdad? Pues acabarán convergiendo y de una forma bastante inesperada, pero eso lo tenéis que descubrir vosotros. Personalmente creo que es la mejor novela de Rodrigo Costoya, que ha ido ganando en madurez y ritmo narrativo. La complejidad de la trama existe, pero en ningún momento perdemos el hilo ni resulta difícil de seguir, a pesar de los diferentes escenarios. Mucho mérito en ello tienen los capítulos cortos, que mantienen siempre la atención lectora, y que nos van trasladando de un lugar a otro fácilmente.

Los personajes, como suele ser marca de la casa, están llenos de luces y sombras, son creíbles porque no son perfectos ni en su bondad ni en su maldad. Fray Ambrosio regresa a Compostela quince años después de su primera visita, una experiencia que le dejó marcada el alma de forma indeleble. Aunque el arzobispo de Santiago es su propio sobrino, sabe que la misión que lleva le va a meter en un avispero. Felipe II, en gran monarca, está profundamente humanizado. Si bien discrepo del carácter un tanto fanatizado con el que le ha dibujado Rodrigo, reconozco que es así para que sea coherente con lo que nos pretende contar. Con él conoceremos pormenores de lo sucedido con la princesa de Éboli y el asesinato de Escobedo, por ejemplo, porque son pesadumbres que el rey lleva muy dentro. 

Este es otro de los méritos de La última reliquia: que se nos van a relatar muchos hechos históricos tangenciales, aunque de forma más breve, que nos permiten completar el cuadro hasta la última esquina: el origen de Compostela, el sepulcro de Santiago, la obligación del reino de Castilla de aportar dinero a la sede compostelana y la oposición que se empieza a mostrar, el origen del hoy conocido como Hostal de los Reyes Católicos en la plaza del Obradoiro, el negocio de las reliquias para multiplicar las dádivas de los fieles...Todo ello resulta apasionante para cualquier lector con un mínimo de interés en la Historia y en su "cara B", esa que no siempre está a la luz

La línea de lo que sucede con la Gran Armada está también llena de tensión. En ella conoceremos a otro personaje fundamental, Manuel de Poulo, que va creciendo poco a poco hasta convertirse en un protagonista fundamental con quien es muy fácil empatizar. Hay escenas de batallas navales realmente bien coreografiadas y descritas, con toda la crudeza necesaria, y es muy interesante la descripción que hace acerca de cómo era la vida dentro de los navíos, algo que no siempre se tiene en cuenta.

Me gustaría destacar los diálogos que van jalonando toda la novela por su naturalidad. No hay impostura ni afectación, sobre todo porque también seguimos la línea de pensamiento de quienes están en cada escena y somos conscientes de lo que quieren y lo que no, lo que callan y lo que quisieran gritar. Eso los redondea y los hace creíbles, porque nos interpelan directamente, nos hacen tomar partido. Y otro acierto son los "cameos" que van apareciendo de personajes históricos que tuvieron importancia en muchos de los hechos que van transcurriendo ante nuestros ojos: Miguel de Cervantes, Francis Drake, María Pita o el arzobispo Sanclemente, solo por poner algunos ejemplos. Esta mezcla de personajes reales con los ficticios está perfectamente contrapesada y los motivos de comportarse como lo hacen quedan siempre claros. 

Los aportes históricos, algunos muy poco o nada conocidos, me cautivaron por completo, como los motivos de los Reyes Católicos para levantar el Hospital (hoy Hostal) justo donde lo hicieron, ciertos documentos del archivo de la catedral que justifican (o no) determinados ingresos, la posibilidad de falsificaciones en algunos de ellos (lo del Codex Calixtinus es mucho más que fascinante) o los discutibles manejos de las autoridades de la catedral. Para cualquier amante de la Historia, como os decía antes, todo esto es un verdadero regalo. Se plantean muchas dudas, aunque Rodrigo se queda siempre y por encima de todo con la fe, la esperanza y el corazón de quienes, realmente, han hecho grande Santiago de Compostela y, aún hoy, siguen peregrinando hasta allí. Da igual el motivo.

Si tenéis ocasión no dejéis escapar La última reliquia porque vais a ver muchas cosas con otros ojos. Y, sobre todo, además de disfrutar de una lectura que te sumerge completamente en la época, os van a surgir un montón de dudas respecto a ciertas certezas. O, al menos, seguro que os va a apetecer profundizar un poco más en determinados temas. Y eso, no me digáis que no, es toda una aventura. Buen camino a todos.



martes, 19 de marzo de 2024

EGILONA, REINA DE HISPANIA de José Soto Chica

 

En los últimos años parece que ha crecido el interés por los siglos de reinado visigodo en España, una época que, hasta no hace demasiado, pasaba un poco sin pena ni gloria en nuestra literatura. Sin embargo, de un tiempo a esta parte, se ha publicado un buen número de novelas sobre ese periodo. Muchas se centran en su final, en aquel reinado de don Rodrigo que acabó de manera trágica al ser traicionado por los hijos de su antecesor, Witiza, en la conocida como Batalla de Guadalete, cuando luchaba contra los musulmanes. Nuevas investigaciones han determinado que dicha batalla no tuvo lugar donde siempre se había pensado y, en esta novela, José Soto Chica da la situación geográfica exacta, mucho más cerca de Tarifa. Lo novedoso de la apuesta del autor en este libro es que centra la acción en torno a la figura de Egilona, esposa de don Rodrigo y reina, una mujer de la que apenas se sabe nada y que permite crear una ficción histórica bien armada y levantada sobre fuentes reales.

Si bien mis conocimientos del reino visigodo se centraban, sobre todo, en parte de su cuerpo de leyes (Código de Eurico, Breviario de Alarico y, sobre todo, el Liber Iudiciorum del año 654) y en la famosa lista de reyes, siempre he tenido un rincón en mi corazoncito para aquella maravillosa Flor nueva de romances viejos, una recopilación de romances que orquestó Ramón Menéndez Pidal, en la que aparecía el que contenía la historia de la Cava y don Rodrigo, explicando que las causas de la pérdida de Hispania fueron la pasión del rey por la bella Florinda, la Cava. Obviamente no fue así, pero es una bonita leyenda. José Soto Chica hace de sus protagonistas hombres y mujeres terrenales y reales y recrea una ambientación fabulosa de la época. Vamos a conocer a Egilona, os aseguro que va a ser toda una sorpresa.

"AQUÍ ACABÓ EL REY RODRIGO, AL CIELO DERECHO SE IBA" - ROMANCE DEL REY DON RODRIGO, ANÓNIMO

Don Rodrigo, duque de la Bética, regresa a sus tierras tras haber sido obligado a rendir pleitesía a Witiza, el nuevo rey. Ha sido un duro trance, ya que Witiza asesinó a su hermano Favila, pero Rodrigo sabe que la venganza ha de servirse fría y ahora solo puede acatar y servir. En el camino, cerca de Córdoba, hace una parada para descansar en una casa noble y allí conoce a Egilona. de apenas quince años, de cabello pelirrojo y piel blanca. Se enamora perdidamente y esa misma noche la convierte en su mujer. Nueve años más tarde, en aquel infausto 711, muy cerca de Tarifa, las huestes de son Rodrigo, ahora rey, se disponen a tratar de parar el avance del afán conquistador del imperio Omeya. Al mando de las huestes musulmanas está Tariq ibn Ziyad, enviado por Musa para esta misión. Con Tariq viaja su fascinante concubina, Umm Hakim, una fascinante mujer, y Abd al-Aziz, uno de los hijos de Musa. La orden es entrar y salir, una incursión en toda regla como toma de contacto. Pero en la batalla Abd al-Aziz mata a don Rodrigo y allí, en pleno campo de batalla, ve a Egilona, que ha acompañado a su marido en la lucha. Y queda fascinado por la belleza altiva de la reina. Este es el comienzo de una historia en la que se cruzan dos caminos, dos formas de ver el mundo, dos religiones y también el inicio de una nueva etapa de nuestra Historia.

La novela de José Soto Chica nos lleva a descubrir a un personaje histórico prácticamente desconocido como Egilona. Recuerdo que José Ángel Mañas mencionaba a la esposa de don Rodrigo en su novela ¡Pelayo!, pero creo que no llegaba a decir su nombre. Era apenas una mención . Mañas, como expliqué en su día cuando reseñé su novela, se había basado en la Crónica Rotense, que muchos creen redactada por el rey Alfonso III (que vivió a caballo entre los siglos IX y X). Sin embargo, Soto Chica se ha centrado en la Crónica Mozárabe del año 754, mucho más próxima a los hechos históricos. La narración es bastante lineal y llega hasta el 716, aunque hay saltos en el tiempo en los que se nos detalla cómo se llegó a cada situación.

La figura de Egilona, capaz de acompañar a su esposo en batalla y que está a su lado en momentos muy complicados, es también una mujer a la que mueve principalmente el poder. La muerte de don Rodigo nunca llega a superarla del todo, sin embargo se une a Abd al-Aziz porque no solo es atractivo y culto: también es poderoso. La recreación de la batalla contra los musulmanes está muy bien contada. Según nos explicó Soto Chica en el encuentro que tuvimos con él, sabemos por las fuentes originales cómo combatían ambos bandos, que los árabes no disponían de caballería y que las tropas visigodas pudieron haber vencido de no producirse la deserción de los hijos de Witiza, que comandaban las dos alas del ejército. 

Hay un elegante erotismo en algunas escenas de la novela y el amor y la pasión se nos muestran como un arma usada por las mujeres en un momento en que esas "artes" eran las que les convenían para conseguir lo que deseaban. Egilona y Umm Hakim son dos caras de la misma moneda, dos mujeres fuertes que permanecen al lado de sus hombres incluso en los peores momentos. Sin embargo a Egilona la mueve más la ambición propia y Umm Hakim se centra en Tariq, en cuidarle, protegerle, agradecida por haberle dado una segunda oportunidad en la vida sin pedirle nada a cambio. Egilona, sin embargo, no tuvo que renacer tras la muerte de don Rodrigo, ella siguió siendo reina y amó tanto a Rodrigo como a Abd al-Aziz, pero principalmente por su poder. Sin este, el amor no basta.

Egilona, Reina de Hispania es una novela muy amena y muy visual en la que la ambientación nos lleva hasta a que seamos capaces de "contemplar" los detalles de la ropa, los trajes, las armas, las viviendas. Soto Chica reconstruye el escenario y, como nos explicó, lo que pretende es lleva al lector de viaje y presentar a unos personajes que piensen y sientan como debieron hacerlo en ese momento, no disfrazar a personas del siglo XXI con ropajes de visigodos. La narración es muy creíble en todo momento, porque el autor ha conseguido una mezcla entre ficción y realidad muy sólida.

Estamos ante una novela más que entretenida, intensa, con una base histórica fuerte y con unos personajes humanos, reales y muy vivos en la que, además, vamos a descubrir que hechos y fechas que creíamos inamovibles no lo son. Merece mucho la pena dejarse llevar por las páginas de Soto Chica y viajar, como él pretende, hasta aquellos años complicados y duros que supusieron el choque de dos modos de ver la vida, la religión y la sociedad y que abrieron una etapa de nuestra Historia muy diferente al resto de Europa.

viernes, 15 de marzo de 2024

LA ÚLTIMA NOCHE CON EDU de Enrique Pérez Balsa

Os he hablado anteriormente de este autor y tengo que volver a traerlo. Enrique Pérez Balsa tiene la fascinante habilidad de hacer que me olvide del resto del mundo mientras leo sus novelas y ni siquiera soy capaz de explicar el porqué. Quizá porque sus protagonistas son, en general, un desastre a los que nunca nada les sale bien y, si les sale, sabes que la bofetada posterior va a ser antológica. Ya con El edén de las manitas de cerdo, con la que obtuvo el Premio Wilkie Collins de Novela Negra, me ganó para los restos. Hacía mucho, entonces, que no me reía así con una novela y eso que al pobre protagonista (un tipo sin un duro, con un divorcio a la espalda en muy malos términos y dos hijos casi adolescentes con muchos gastos) le pasaba de todo cuando, para ganar algo de dinero, decide hacerse "hombre de compañía" aconsejado por un compañero de trabajo. Os aseguro que llegué a llorar de risa en muchas páginas a pesar de la trama negrísima que se iba desarrollando. En su siguiente novela, Prohibido, nos llevaba al sórdido mundo de la prostitución masculina y las adicciones, consiguiendo, también, sacarme más de una carcajada, algo realmente sorprendente en semejante submundo.

Y ahora llega La última noche con Edu y otro submundo tan pútrido o más que los anteriores: el de los periodistas del corazón, capaces de lo que sea con tal de vender una noticia o unas fotos, aunque sepan que lo que muestran o cuentan está, como poco, tergiversado. O es simplemente mentira, que también. Nuestro protagonista es un sujeto a quien te dan ganas de asesinar con saña y con quien, a la vez, empatizas de una forma peculiar. Por bocazas, borde, borracho y putero...y desgraciado, porque es un especialista en meterse en charcos cada vez más grandes. Agarraos al sofá, que La última noche con Edu viene fuerte.

"SIEMPRE ES MEJOR HACER LAS NOTICIAS QUE LEERLAS" - WINSTON CHURCHILL

Ramos está casi en la cincuentena y es adicto a muchas cosas: principalmente a la bebida (se bebe las cervezas de ocho en ocho) y al tabaco. Come de pena, sus horarios son un caos, pero hay una droga que le consume de forma especial: el dinero. Sería capaz de cualquier cosa por él. Ramos es periodista o, al menos, eso quiere creer y eso pone en su tarjeta de visita, y es capaz de lo que sea para publicar los trapos sucios de los famosos. Le importa muy poco cómo consiga las fotos o la información, lo que cuenta es que, con cada reportaje, se lleva un buen dinero al bolsillo. Su otra perdición son las mujeres. Resumiendo mucho: todas le vienen bien y para todas tiene una frase grosera o una propuesta subida de tono. Ramos cree, y lo cree de verdad, que son piropos y no entiende los cabreos que provoca. Además, cuando bebe más de lo que es habitual para él (que ya es mucho), se transforma por completo y es capaz de liarlas muy gordas.

A pesar de este currículum, Ramos mantiene su trabajo para una revista porque es capaz de conseguir fotografías o historias de famosos realmente comprometidas. La directora no le soporta, pero sabe que con él tiene un filón. Y también mantiene a sus amigos de toda la vida, Edu, Jaime y Alejandro, con los que, de cuando en cuando, de reúne para comer y ponerse ciegos de copas hasta la madrugada. Es uno de estos días cuando la cosa se tuerce y, lo que empieza con la tradicional comida con sobremesa etílica, acaba con Ramos, Edu y dos chicas en casa de este. Y lo peor es que entre el alcohol y otras sustancias muy poco legales, cuando ambos se despiertan, la casa es un campo de batalla, ninguno recuerda lo que ha pasado, Ramos tiene la nariz rota y les han robado. Este es el inicio de una peculiar bajada (aún más) a los infiernos de Ramos. En su búsqueda de saber qué les ha ocurrido y de tratar de localizar a las ladronas, se verá envuelto en un asunto muy turbio y en una espiral de problemas y violencia con la que no contaba.

M.A.R Editor, la editorial que publica esta novela, señala en su contraportada: "Si alguien pensaba que el realismo sucio estaba muerto, que abra estas páginas" y, desde luego, es una gran carta de presentación. Al leer la contraportada, lo que no suelo hacer, aunque en este caso me pudo la curiosidad, por un momento pensé que iba a encontrarme algo del estilo a La senda del perdedor, de Charles Bukowski y bueno, algo de eso hay, pero siempre con la seña de identidad de Enrique Pérez Balsa: su brillante humor negro, capaz de hacerte reír en las situaciones más tremendas.

Ramos, como los protagonistas de sus novelas anteriores, es un personajazo. Tiene todo para resultar aborrecible, pero, al mismo tiempo, mientras estás deseándole las siete plagas de Egipto, también quieres que algo le salga bien de una buena vez. Es un alcohólico que no quiere dejar de beber a pesar de darse cuenta de que se está matando, no le hace ascos a las drogas si llega el caso, no tiene moral ni principios, para él lo único que importa es que le dejen en paz, seguir ganando dinero con una actividad que hace daño a muchos y, siempre que sea posible, acostarse con cuantas mujeres pueda. No acepta consejos, parece incapaz de sentir nada por nadie y todo en su vida es sucio: desde su piso, en el que la limpieza ya ni siquiera es un recuerdo, hasta su profesión, en la que todo vale por dinero, aunque sea destrozando la vida de quien se le ponga por delante. 

Hay en esta novela una crítica despiadada hacia la sociedad actual en general y la prensa amarilla en particular. Los valores y los principios han caído a un plano inferior y lo que prima es el interés, lo económico y conseguir, como sea, momentos efímeros de supuesta felicidad. Los sentimientos, el amor, los afectos quedan desdibujados bajo capas de desencanto, egoísmo y apariencias. La historia que se nos cuenta no es extraordinaria, no hay nada en ella que destaque si no es por su sordidez, aunque tal y como nos la cuenta Enrique, desde la personalísima voz en primera persona del incombustible Ramos, hay momentos en que no puedes evitar reírte. El retrato de nuestra actualidad resulta un tanto descarnado, cierto, y seguramente muchos podemos pensar que algo así no nos sucedería nunca. Pero, ¿estamos seguros de ello?

La última noche con Edu es una novela que de ninguna manera deja indiferente. Sabe manejarse perfectamente entre el "lo sabía, te lo dije" y el "pobre, tampoco se merece tantos palos" y cuenta con un personaje central que te desespera, a quien puedes odiar concienzudamente y, al tiempo, te dan ganas de hacer algo para redimirle de sus muchos y diferentes vicios. Es un locuaz metepatas al que el alcohol le hace pensar que todo le va a salir bien incluso cuando la peor realidad le parte la cara. Literalmente. 

Personalmente, creo que una de las mejores cosas que tiene esta novela, además de su protagonista, son los diálogos. Son tan auténticos, tan reales, que parece que estás en la mesa de al lado escuchando. Lo cierto es que toda la novela es de una naturalidad aplastante y eso consigue que el lector se quede mirando, que se muera de curiosidad por ver hasta dónde le va a llevar todo lo que está pasando al "bocachancla" de Ramos. Aunque os parezca mentira, habrá hasta un momento en que demuestre que hay algo dentro de su pecho que no son litros de cerveza.

Estamos ante una novela capaz de hacer brillar las situaciones más grises y oscuras, en la que viviremos junto a Ramos momentos muy tensos, de los que no se pueden resolver a plena luz, sino en algún rincón que la sociedad en general prefiere no conocer. La pregunta que nos hacemos mientras leemos es si todo lo que le va a caer encima a Ramos servirá para que se de cuenta de que ha de cambiar. O, al menos, le dará algo en lo que pensar. ¿Hacemos una apuesta?


martes, 12 de marzo de 2024

OLVIDO Y CRUELDAD de Álvaro Lozano

 Conocí la narrativa de Álvaro Lozano con Irene de Atenas, cuando la presentó en el Certamen de Novela Histórica de Úbeda. Y me gustó mucho su voz, cómo se la daba a la propia Irene para que contase su historia y la dureza de todo lo que rodeó su vida. Sorprendía aquella novela por su extensión, ya que lo normal en novela histórica es que sean volúmenes gorditos, pero Álvaro conseguía redondear una trama completa y apasionante en poco más de trescientas páginas. Con Olvido y crueldad lo vuelve a hacer, demostrando que se puede escribir una maravillosa novela histórica siendo más breve. Porque esta novela no admite otro calificativo: es maravillosa. Y lo tiene todo, como os voy a contar en esta reseña.

Olvido y crueldad lleva por subtítulo Las mujeres del rey don Pedro, haciendo referencia a Pedro el Cruel y, de nuevo, se le da el protagonismo a la mujer. O más bien a las mujeres que, de una manera u otra, rodearon al rey o influyeron en su vida del modo que fuese. Desde la primera página nos sumerge en una parte de nuestra historia muy compleja y también violenta vista casi desde dentro. Haciendo que nos sintamos allí, junto a los protagonistas. Una delicia que se bebe casi del tirón, pero que deja el regusto de los buenos vinos y que apetece releer y comentar. ¿Viajamos?

PÁGINAS DE SANGRE Y LEYENDA

Como se expone en la contraportada del libro, esta no es una novela sobre el rey don Pedro, sino sobre sus mujeres. Sobre reinas que lo fueron incluso abandonadas por sus esposos y amantes que las superaban en poder e hijos. Sobre guerras fratricidas que pudieron cambiar el curso de la historia. Álvaro Lozano estructura su novela alrededor de esas figuras femeninas que han quedado desdibujadas o que han sido muy maltratadas por las crónicas y rompe por completo la narración lineal para hablarnos de cada una de ellas de un modo tan real y, al mismo tiempo, tan hermoso que acabamos por sentirlas a todas muy cerca. En un mundo regido por los hombres, en el que las mujeres eran tratadas como moneda de cambio o apenas contaban, ellas supieron hacer uso de su ingenio y de capacidad de adaptación para ir sorteando todas las trabas con las que se fueron encontrando.

El primer capítulo, dedicado a Urraca Ossorio, madre de uno de los muchos enemigos del rey don Pedro es, como poco, impactante. Su sentencia a morir en la hoguera se va a cumplir ante los ojos de una multitud enardecida. Solo por ese primer capítulo, desgarrador, la novela ya merece la pena. Podemos sentir el miedo y también la resignación de Urraca, su esperanza de que el humo la ahogue antes de que las llamas la devoren, el calor que aplasta Sevilla, el hedor que la rodea, los gritos de la muchedumbre que asiste a la ejecución. Estamos allí, lo vemos todo y no podemos evitar un escalofrío muy real. A partir de este momento ya es imposible salir. 

Álvaro Lozano nos va a contar el doloroso caminar de Leonor de Guzmán, la que fue amante de Alfonso XI durante casi toda su vida y madre de diez de sus hijos, tras el carro que transporta los restos del amor de su vida, muerto de peste negra en el asedio de Gibraltar. Leonor lo ha sido todo y ahora sabe que son muchas las hienas que la cercan, ya que el heredero será Pedro, el hijo legítimo de Alfonso con María de Portugal. Leonor también sabe que la muerte del rey supone la muerte en vida para ella, pero es madre y hará lo imposible por proteger a sus hijos y darles el lugar que merecen, al precio que sea. 


Blanca de Borbón, a la que casaron con el rey don Pedro, se hace enorme dentro de su tragedia. Ella se ve obligada a casarse con un hombre que ni desea el matrimonio ni va a ofrecerle respeto ni afecto ninguno. Ni siquiera como reina. Repudiada, enclaustrada y lejos de todo lo que conocía, a pesar de ello lucha por su posición y su matrimonio,. Es imposible no sentir una profunda pena por ella. María de Padilla, que se convierte en amante del rey don Pedro (en un curioso paralelismo con la vida de su padre) y que soporta a lo largo de años las idas y venidas de este, que acostumbra a engancharse en cuantas faldas se le cruzan. Siempre vuelve a ella y, aunque goza de privilegios, rentas y una vida cómoda, la soledad es su más leal compañera. Su fidelidad al rey y su apoyo constante, quizá inmerecido, la muestran como una mujer fuerte y convencida de quién es y a qué puede aspirar.

Conoceremos a María Coronel y los hechos que la convirtieron en leyenda cuando fue capaz de usar aceite hirviendo para huir de los requiebros del rey. Y a su hermana Aldonza, que creyó ser capaz de domarle y penó por su error.

Todas las mujeres que, de un modo u otro, compartieron camino con el rey don Pedro, aparecen vivas, reales, llenas de matices, de sentimientos, de certezas y dudas. En muchas ocasiones, el deber y el querer chocan frontalmente, se ven obligadas a elegir incluso en contra de sus propias creencias (no hay que olvidar el papel de la religión en la época y cómo la fe y el obligado cumplimiento de sus preceptos eran los que regían la vida). Hay momentos tan personales en la novela, tan profundos e íntimos dentro del pensamiento de cada una de ellas, que las sentimos muy próximas. Muy "nuestras". Los sentimientos, al margen de la época histórica en la que estemos, siempre son los mismos: el amor, el odio, la responsabilidad, el ansia de venganza, el cuidado, la protección, la soledad, el desgarro, la pena, el abandono...Ellas nos los muestran todos. Ahí está la magia.

Magia es también lo que Álvaro Lozano hace con su escritura. Leerle es empaparse por completo de buena literatura, de páginas que nos llenan de emoción, de descripciones tan profundamente sensoriales que hasta se pueden oler. Su estilo, cuidado y a la vez natural, combina de forma brillante pasajes históricos inolvidables con la emoción, el dolor, la tristeza, la pasión o la ternura. La novela está llena de frases memorables, de esas que te mueres por subrayar o conservar en la memoria. Aunque lo que de verdad te deja es la cálida sensación de que has leído una joya que se queda contigo durante mucho tiempo. O siempre. Es, sin duda, una de las mejores novelas históricas que he leído últimamente (y leo muchas, os lo aseguro)  y solo puedo pediros que os dejéis llevar por ella, que os empapéis como yo con lo que en ella se cuenta. Las mujeres del rey don Pedro os esperan para susurraros que, a pesar del tiempo transcurrido, hay cosas que nunca cambian.

viernes, 8 de marzo de 2024

EL MISTERIOSO CASO DE LOS ÁNGELES DE ALPERTON de Janice Hallet

 Es cierto y lo declaro a los cuatro vientos: me declaro fan irredenta de Janice Hallet. Este es el tercer libro que leo de ella y solo puedo asegurar que se ha convertido en una de mis autoras favoritas, no solo porque sus tramas sean endiabladamente complejas, sino por cómo plantea sus libros. Nunca vamos a ver una narración lineal y clásica, serán las nuevas tecnologías las que marquen el "tempo" y el modo de contarnos lo que sucede. Ya en la primera novela suya que leí, La apelación, todo estaba en los correos electrónicos que se enviaban los protagonistas unos a otros y de los que se extrapolaba la información (conseguía que odiásemos mucho aciertos personajes, a otros se les descubrían asuntos familiares muy turbios y un asesinato rondaba sobre sus cabezas) hasta un final realmente impactante, que no esperé nunca. Después, en El código Twyford, eran las grabaciones en el móvil las que tomaban la voz cantante (y nunca mejor dicho) en un caso en el que un ex presidiario se empeñaba en descubrir qué había pasado con una de sus profesoras del colegio que desapareció en una excursión. En ambos casos había mucho más de lo que parecía, salían a relucir muchos trapos sucios y conseguían no solo mantenerte en tensión, sino hacer "trabajar" a tus neuronas para intentar averiguar qué demonios estaba pasando.

En esta novela, El misterioso caso de los Ángeles de Alperton, cuyo título tiene reminiscencias que nos llevan a la gran Agatha Christie, Janice Hallet lo vuelve a hacer. Da una vuelta de tuerca más a su personalísima manera de plantear sus libros, para sumergirnos en un antiguo y terrible caso con, al parecer, muchos más cabos sueltos de lo que la cerrada investigación pretendió. Será una periodista quien comience a tirar de los hilos que va encontrando para acabar por sumergirnos en un misterio apasionante y complejo, con ramificaciones inesperadas, y que aún parece escocer a mucha gente. Vamos allá y no olvidéis que cualquier cosa puede ser importante. Cualquiera.

DIECIOCHO AÑOS DESPUÉS

La periodista Amanda Bailey lleva tiempo escribiendo sobre sucesos y actualidad y se ha ganado una sólida fama. Pero quiere dar un paso más y una editorial conocida le plantea que participe en una colección de libros sobre crímenes reales. Es entonces cuando se decide por el caso de los Ángeles de Alperton, un siniestro y misterioso episodio ocurrido dieciocho años antes sobre el que se ha escrito mucho, incluso se han rodado películas: los miembros de una secta bautizada con ese nombre, intentaron sacrificar a un bebé por considerarlo el Anticristo. Pero algo inesperado debió ocurrir y los miembros de la secta aparecieron muertos. Todos menos su líder, el carismático Gabriel Angelis, y dos jovencitos, chica y chico, captados por la secta y que parecían ser los padres del bebé. Amanda es consciente de que aquel bebé que iba a ser sacrificado tendrá hoy dieciocho años, ya es mayor de edad, y conseguir sus declaraciones significaría una primicia bomba. Pero surge un problema inesperado: Oliver Menzies, un escritor rival, también ha tenido la misma idea. Y, por lo que parece, tiene mejores contactos que Amanda para seguir la pista del bebé. Haciendo de la necesidad virtud, se verán obligados a colaborar en la investigación, aunque Amanda desconfía constantemente de Oliver, a quien ya conocía de años atrás. Inesperadamente comienzan a descubrir que todo lo que se cree saber sobre los Ángeles de Alperton es falso, que la verdad es mucho más extraña y oscura. Y que la historia de la secta no ha terminado aún.

Os decía antes que Janice Hallet ha dado una vuelta de tuerca más en su modo de plantear esta novela. Como en las anteriores, no hay una narración al uso. Esta vez caminamos al lado de Amanda Bailey e iremos leyendo sus whatsapp, sus correos electrónicos, sus carpetas con información, las grabaciones de su móvil cuando entrevista a implicados en el caso. Es una mujer capaz de llevarse por delante lo que sea con tal de conseguir la información que busca, aunque sea con verdades a medias o usando a quien haga falta, con muchas y variadas artimañas, si puede obtener un mínimo dato. Podéis pensar que un libro, escrito de este modo, es caótico y difícil de seguir: os aseguro que, como en los anteriores, nada más lejos de la realidad. Primero porque es lineal, vamos a ir leyendo todo lo que Amanda escribe, habla y va descubriendo día a día. Y porque Janice Hallet lo hace de un modo tan magníficamente genial, que consigue sin dificultad meterte hasta las trancas en la investigación de la periodista.

Amanda Bailey comienza a darse cuenta de que hay muchas cosas que no están claras. Que hay testimonios de la policía, sobre lo sucedido aquella noche, que no cuadran y que se contradicen entre ellos. Que al bebé lo descubrieron casi de casualidad. Que los dos jovencitos captados por la secta, Holly y Jonah, ambos menores, mostraron siempre una actitud esquiva y no colaboraron gran cosa con las autoridades. Que parece que toda la información sobre el bebé y lo que sucedió con él ha desaparecido, aunque se supone que fue dado en adopción. Y que Gabriel Angelis, desde prisión, siempre ha proclamado su inocencia.

Estamos ante una novela diabólicamente original, que nos obliga, de alguna manera, a tratar de querer conocer la verdad de lo sucedido aquella noche. A medida que Amanda y Oliver avanzan en sus pesquisas (aunque será con Amanda con quien compartamos su camino) se van encontrando cada vez más con callejones sin salida o con la imposibilidad de acceder a algunos testimonios o documentos. Lo que para ella es un reto ante el que crecerse, a Oliver parece que empieza a venirle grande y se obsesiona, cada vez más, con la parte más oscura de las sectas y el ocultismo.

Es verdad que Janice Hallet se guarda algún que otro conejito en la chistera que se descubre hacia el final de la novela, aunque no es especialmente relativo al caso que investiga Amanda. Pero, con todo, estamos ante otro ejercicio brillante de cómo escribir una novela de crímenes original, diferente, llena de trampas deliciosas, que va dosificando la información manteniendo un control total sobre lo que quiere contar y que consigue que el lector se enganche sin remedio porque NECESITA saber qué demonios ocurrió aquella noche en que una secta pretendió asesinar a un bebé. Y, también, por qué ese bebé parece haber desaparecido sin dejar rastro.

Como en las dos anteriores, os aseguro que he disfrutado de la lectura a lo grande. Es un feliz golpe de aire fresco y todo un reto a nuestra capacidad para discernir, entre los muchos datos que se van desgranando, cuál es la verdad. Janice Hallet se ha convertido, por derecho propio, en una de mis autoras de cabecera, por lo que solo puedo agradecer, de todo corazón, a Atico de los Libros por publicarla. Ojalá tengamos pronto un nuevo caso entre las manos.


 


 



lunes, 4 de marzo de 2024

EN EL NOMBRE DEL PODER de Juanjo Braulio

 Es verdad, lo reconozco, esto no me lo esperaba. Porque desde que leí Sucios y malvados, la anterior novela de Juanjo Braulio, allá por 2017, no dejaba de esperar con impaciencia un nuevo lanzamiento. Y, oh, sorpresa: volvía al ruedo de las publicaciones, pero no con una novela negra (¿o sí?), sino con una histórica muy ambiciosa que gira alrededor de la familia Borgia. Para quienes no conozcáis a Juanjo Braulio, os recomiendo encarecidamente que descubráis sus novelas anteriores: El silencio del pantano, que fue llevada a Netflix en forma de película, y Sucios y malvados, quizá una de las mejores novelas negras que haya leído jamás, durísima, desgarradora y con un fondo casi aterrador. Ambas tienen algo en común: son sumamente originales, no siguen modas y son capaces de erizarte la piel como pocas. La adaptación de Netflix me pareció realmente buena, porque sabía mantener la oscuridad de trama y personajes y porque Nacho Fresneda se marca un pedazo de personaje brutal, de esos que dan escalofríos solo con que abran la boca. No las dejéis pasar si tenéis ocasión de leerlas (o verla).

Me sorprendió el salto a la novela histórica de Juanjo, pero, desde antes de leerla, tenía claro que iba a ser diferente, que le iba a dar su toque y no me he equivocado. La voz narradora es la de un asesino, un verdugo, y eso ya es toda una declaración de intenciones. Y, aunque es verdad que los Borgia han sido llevados infinidad de veces a páginas de libros, En el nombre del poder les da una vuelta de tuerca, huye de estereotipos y de las versiones más maniqueas para mostrarlos como dignos representantes de su época. Con luces y sombras, por supuesto, pero quizá más reales de lo que habíamos visto hasta ahora. ¿Vamos a su encuentro?

"ME LLAMO MIQUEL DE CORELLA. SOY UN POETA Y UN ASESINO"

Toda Italia teme el nombre de don Micheletto tras el que se encuentra Miquel de Corella, un hombre sin fecha de nacimiento conocida, hijo bastardo, huérfano y que llega a ser el verdugo de la familia Borgia. A través de él y de su voz, iremos descubriendo los oscuros secretos que fue guardando a lo largo de aquellos años y también los "servicios" que llevó a cabo bajo las órdenes de Rodrigo de Borgia, antes y después de convertirse en el papa Alejandro VI. Convertido en la mano derecha del hijo de este, César, su destino está unido al de la poderosa familia valenciana. Una familia para quien todo valía en nombre del poder en una Italia en la que el Renacimiento hacía brillar las artes y las letras, pero también en la que la brillantez de Leonardo, Miguel Ángel y Maquiavelo debía convivir con los peores crímenes y las traiciones más bajas. Para los Borgia, cualquier atrocidad era válida y necesaria si con ella se conseguían sus fines, aunque no fueron los únicos que utilizaron esas armas, ni los que mataron y engañaron por ambición, pero sí los más denostados por ello. Pagaron con la infamia el precio de la gloria.

En el nombre del poder es el inicio, por parte de Juanjo Braulio, de una muy ambiciosa bilogía sobre los Borgia, una familia que ha sido objeto de atención desde su ascenso al poder hasta nuestros días y de la que, a veces, es complicado discernir entre la realidad y la leyenda. La intención de Braulio es, de alguna manera, hacer justicia a los Borgia, tan unidos siempre a lo criminal y a lo escabroso, que lo demás queda completamente opacado. Darle la voz narradora a un hombre como Miquel de Corella, que se mantuvo a su lado y que compartió su vida con la de ellos, me parece un gran acierto, porque nos permite estar dentro, pero con cierta distancia. Tener horizonte en todo lo que nos cuenta.

No puede negarse que los Borgia tuvieron una gran sed de poder y que demostraron muy pocos escrúpulos para llegar donde querían, pero no fueron los únicos. Juanjo Braulio nos hace una inmersión brillante y poderosa en la época y, en muchos momentos, me ha recorrido un estremecimiento por la espalda al reconocer parecidos muy evidentes con lo que nos está tocando vivir. Era un momento en el que todo estaba cambiando, tanto en la sociedad como en las estructuras de poder. Había violencia, sí, pero no podemos evitar sentir fascinación. Un enorme acierto de la novela es cómo ha mezclado la ficción con los hechos reales: hay muchas cosas que pudieron pasar de la manera en que nos las cuenta o no, pero lo importante es que el autor no intenta hacernos comulgar con ruedas de molino, planteando todo como una verdad absoluta.


Hay crímenes en la novela. Bastantes. Y aquí se muestra la maestría de Juanjo para moverse en los ambientes más oscuros y crear personajes llenos de aristas, como ya vimos en sus novelas anteriores. La psicología de cada uno de ellos está perfectamente trazada, sabremos por qué y cómo hicieron lo que hicieron. En ningún momento, y esto es importante, la novela trata de hacer pasar a los Borgia como unas hermanitas de la caridad maltratadas por la historia y sus enemigos, sino explicar sus motivaciones dentro de un momento histórico que era el que era y en el que la mayoría de personas con ansias de poder hacían exactamente lo mismo. Pero la leyenda negra alrededor de los Borgia se ha creído como una certeza incontestable. Todos los tópicos de incesto, envenenamientos, perversiones y corrupción se les aplicaron y ahí han permanecido, inamovibles, especialmente sobre la cabeza de Rodrigo de Borgia, el papa Alfonso VI, que pasa a la historia como un ser corrupto y absolutamente despiadado. Sí, tuvo hijos, ¿y qué? Hubo muchos otros papas en la misma situación, solo hay que investigar un poco. Pero todo lo relativo al incesto con su hija Lucrecia (al que, se dice, también se sumaban los hermanos) no es más que una falacia mil veces repetida.

En el nombre del poder es una novela apasionante, narrada con un ritmo que no decae en ningún momento. Está plagada de diálogos magníficos y tiene una ambientación, como os decía arriba, casi inmersiva,  porque podemos vernos en la época sin ninguna dificultad. En algunos momentos tiene la capacidad de que nos sintamos dentro de las habitaciones de la familia, escucharles, compartir su día a día. En otros, ser testigos de excepción de crímenes crueles y conspiraciones en la sombra. Pero en nuestra cabeza todo se recoloca, como si encajásemos las piezas de un puzle del que no acertábamos a ver la imagen completa. Entonces comprendemos muchas cosas. Esa es la magia de la novela de Juanjo Braulio, una gran historia que se nos queda enganchada y de la que yo, personalmente, espero su pronta continuación. Perdeos en sus páginas, os aseguro que es toda una aventura.



jueves, 29 de febrero de 2024

EL QUINTO NOMBRE de Antonio Pampliega


 En ocasiones, el mundo de las presentaciones y certámenes literarios me regala sorpresas como la que hoy os traigo. Me ocurrió en el pasado Getafe Negro. Aquella tarde yo iba con José Carlos, mi amigo y librero de cabecera, para escuchar a Juan Ramón Biedma, a quien los dos admiramos y queremos. En realidad no me había fijado mucho en el resto de la composición de la mesa, aunque el nombre de Antonio Pampliega me llamó la atención, porque recordaba aquel terrible cautiverio de casi diez meses que sufrió tras ser secuestrado por Al-Qaeda en Siria mientras cubría como periodista el conflicto bélico. Pero no tenía ni idea de qué tipo de libro era del que nos iba a hablar. Y ahí saltó la historia que me dejó pegada a sus palabras y que consiguió que, al acabar, me lanzase de cabeza a comprar El quinto nombre. Antonio me lo firmo amablemente y, para redondear, se nos unió Lorenzo Silva. La breve charla que tuvieron los dos acerca de Irak y sus experiencias me resultó fascinante, porque estaba como espectadora de lujo.

He leído el libro en dos fases, tengo que confesarlo. Lo empecé enseguida tras aquella tarde en Getafe, pero paré su lectura porque me llegaron varios manuscritos para valorar que corrían cierta prisa. Y, cuando la he retomado, he preferido volver al principio y comenzar de nuevo para no perderme ningún matiz. Os aseguro que es una historia que se queda contigo durante bastante tiempo. Quizá, en mi caso, porque sigo sin poder comprender el grado de ensañamiento que se produjo en la guerra civil, la mayor parte de las veces con el único motivo de pensar diferente. Y eso vale para los dos lados, todos fueron capaces de las peores atrocidades. Dejadme que os cuente lo que ocurrió en Mejorada del Campo en 1936...

"MUCHOS TRAGOS ES LA VIDA Y UN SOLO TRAGO ES LA MUERTE" - MIGUEL HERNÁNDEZ

El quinto nombre es, sobre todo, levantar la losa de silencio instalada sobre la muerte de Tomás Martínez Negro, que era el sacristán de Mejorada del Campo cuando se produce el alzamiento y comienza la guerra civil. Antonio Pampliega nos contó cómo comenzó todo: cuando le llegaron a su mail,  remitidos por un buen amigo en 2018, los documentos sobre un juicio sumarísimo sobre la única ejecución, la de Martínez Negro, que se produjo en Mejorada del Campo, lugar de nacimiento del propio Antonio y buena parte de su familia, en los primeros meses de la contienda. En esos documentos se hacía constar la condena de cuatro de los ejecutores y el quinto implicado constaba como huido: un hombre llamado Eladio Pampliega. La coincidencia en el apellido no podía ser una simple casualidad y ese fue el hilo del que decidió tirar y comenzar a investigar qué fue lo que realmente paso y qué fue de aquel que escapó.

En 1936, en Mejorada del Campo apenas vivían mil doscientas personas. Lo primero que Antonio confirmó fue que la ejecución sucedió y que Tomás Martínez Negro fue asesinado a sangre fría. Un hombre que ni siquiera era natural de Mejorada, que había llegado de Valladolid y no tenía ninguna filiación política. Además de sacristán, era profesor de música, director de la banda municipal y abría las puertas de su casa para enseñar a leer a los hijos de los labradores. Después del alzamiento, las posiciones enfrentadas entre ambos bandos también se manifestaron en el pueblo con toda su crudeza. Eran muchos más los partidarios republicanos que, crecidos, hacían padecer todo tipo de escarnios a quienes creían que no comulgaban con sus ideas, como el cura o el propio Tomás.

La investigación de Antonio Pampliega lleva a la conclusión de que Tomás Martínez Negro fue el cabeza de turco en aquellos días oscuros, en los que se había instaurado la idea de que había que matar antes de que los mataran a ellos. En El quinto nombre, Pampliega reconstruye lo sucedido en esos primeros meses de la guerra civil en Mejorada del Campo, aunque no resultó tarea fácil. La muerte del sacristán era un tema tabú para quienes aún quedaban con vida y con recuerdos en el pueblo. Todos sabían lo que había sucedido pero muy pocos quisieron hablar, aunque los testimonios de estos ayudaron a recomponer la historia. La ayuda de su padre fue fundamental para Antonio, porque le permitió indagar con más profundidad en su propia familia, descubriendo que había más de un secreto por salir a la luz. 

El quinto nombre es una intensa mezcla entre el ensayo de investigación y la narración, que nos permite, por un lado, ir conociendo los hechos objetivos y, por otro, descubrir cómo se vivía en Mejorada en aquellos meses llenos de incertidumbre y miedo. Las primeras páginas nos cuentan, con detalle y desde dentro, el momento en que Tomás Martínez Negro es detenido y su ejecución a sangre fría y ya nos arañan y nos encogen el alma. El pánico de Tomás, las amenazas que jamás llegó a entender, la madrugada fría y desangelada en la que apagaron su vida y los cinco hombres que estaban allí para ejecutarlo provocan un escalofrío que recorre la espalda.

Es, en cierto modo, la crónica de una muerte anunciada (con mis respetos al gran Gabo) ya desde la primera frase: "Tomás Martínez Negro iba a morir". A lo largo de las 284 páginas que tiene el libro, la tensión y el desasosiego se instalaron en mí, especialmente en la primera mitad. Insisto en lo que decía al principio: ¿qué demonios estaba sucediendo en este país para que el odio campase a sus anchas por calles y campos? ¿Cómo fue posible tanta saña, tanta violencia? ¿Cómo justificar o tratar de entender lo que hicieron unos y otros sin que les temblase el pulso, tanto antes de la guerra como durante ella?

Tal como nos explicó Antonio Pampliega en aquella mesa de Getafe Negro, lo que ha querido con este libro es hacer justicia después de casi noventa años y sacar a la luz lo que sucedió, aún cuando eso supusiera rebuscar en los "sótanos" de su propia familia. Contar la verdad y no dejar la muerte de Tomás perdida en el olvido y el silencio. En todo momento se hace patente la implicación personal de Antonio en todo lo que cuenta. Estremece la sensación de que realmente estás viendo con tus ojos lo que pasó. Va alternando capítulos en los que detalla lo que iba averiguando y cómo y otros en los que, de forma novelada, describe cómo era la vida en Mejorada, las relaciones entre vecinos, la tensión creciente y casi palpable, El quinto nombre resulta un ejercicio de memoria muy revelador.

El subtítulo de El quinto nombre es El viaje a un pasado incómodo y resulta más que revelador. No es fácil enfrentarse a la muerte injustificada, a los rencores nacidos de la intransigencia, a la visión de una España rota en la que todo valía si lo hacían "los tuyos", hasta lo más terrible. Pero sirve, tal como explicó Antonio y yo, al menos, quiero creerlo, para que la muerte de Tomás Martínez Negro salga del pozo del olvido, que se conozca la verdad. Si, además, ha ayudado a que su autor se reconcilie con su pasado familiar, la labor ha quedado completa.