Me enamoré de la portada de este libro en cuanto salió en el catálogo de Roca Editorial. Sin saber nada de su contenido ni haber leído el argumento, aquel piano desvencijado al pie de unas escaleras que parecían perdidas en un mar de tiempo y de olvido me llamaba poderosamente la atención. Al poco el libro cayó en mis manos y le abrí paso entre mi lista de lecturas pendientes arrastrada, pecisamente, por la necesidad de subir esas escaleras. La curiosidad me podía. Y en una tarde perezosa y fría de domingo lo empecé y lo acabé. Son apenas 235 páginas con una letra de buen tamaño, por lo que no tiene demasiado mérito. Pero una vez arriba, desde el último escalón, al mirar hacia abajo, me quedé un tanto vacía. Sí, la historia que narra se lee con gusto y es fácil sentirse cerca de la protagonista en la mayoría de sus pasos y pensamientos. Pero había algunos cabos sueltos que aun no he sabido atar a ningún sitio y que no puedo dejar de mencionar, aunque os prometo que no voy a hacer ningún spoiler ni a destrozar el argumento. Palabra.
LA AUTORA: SILVIA TARRAGONA
Periodista barcelonesa, dirige y presenta el magazine "Amics y coneguts" en Radio Nacional de España en Cataluña, además de colaborar en el programa "Amigas y conocidas" en las mañanas de TVE presentado por Inés Ballester. Siguiendo las enseñanzas de su padre, decidió ser una de esas personas a las que las adversidades ennoblecen. Tras Memorias de una gorda feliz, en las que reflexionaba, con humor, sobre el mundo de las dietas y la apariencia física, Tal como éramos es su primera novela.
TE PODRÍA PASAR A TI
Sandra Fornaguera tiene, en apariencia, una vida profesional brillante y una gran seguridad en sí misma. Está a punto de cumplir 40 años, es culta, inteligente y, por su trabajo, viaja constantemente a Madrid desde Barcelona. Pero debajo de esa fachada está la mujer que sigue viviendo con su madre, una madre que hace tiempo que dejó de ser consciente de la realidad y que se empeña a toda costa en mantenerse dentro de la gran casa familiar. Las deudas ahogan a Sandra, que ve como el banco va a desahuciarlas en cualquier momento.
En medio de la ansiedad por los problemas económicos y sin acabar de tener muy claro hacia dónde tirar, en uno de sus viajes conoce a Edmond, un hombre atractivo, sofisticado y elegante, agregado militar de la embajada francesa en Madrid. Lo que parecía un simple encuentro casual se convierte en una aventura intensa y llena de pasión que resarce en cierta medida a Sandra y le hace olvidar sus muchos problemas. Pero ¿será Edmond quien saque a Sandra de su agujero? ¿puede el amor dar fuerzas cuando todo parece ya abocado al fracaso?
NO, YO NO ME ARREPIENTO DE NADA
Como os decía antes, no es nada complicado meterse dentro de esa novela y dejarse arrastrar por su historia. Es sencillo comprender a Sandra, desbordada por las deudas que le han caído encima como una losa tras la muerte de su padre, con una casa enorme que adora pero que la come y a la que su madre, incapaz de ver la realidad, se niega a renunciar. Su trabajo como periodista mantiene su economía en un precario equilibrio, pero los pagos no esperan y el banco, si no hace algo rápido, ejecutará el desahucio. A nivel personal solo sus amigos están ahí para apoyarla y, aunque son un pilar fundamental en su vida, Sandra se siente sola. La figura de su padre fallecido, a quien estaba profundamente unida, es siempre un referente y su pérdida se le sigue haciendo muy cuesta arriba.
También es sencillo entender por qué Sandra se enamora de Edmond. Él es, en apariencia, todo lo que pueda desear. Tiene clase, educación, una vida apasionante y lo que es mejor: sabe decirle siempre lo que ella necesita escuchar. Amante apasionado, con dinero, con piso propio en París, compartiendo sus mismas aficiones. Pero a medida que le vayamos conociendo, veremos que Edmond tienes muchas esquinas oscuras. Él es a lo que Sandra se agarra como un clavo ardiendo para escapar, en cierta manera, de su vida, de su rutina, de los problemas, porque Edmond le envuelve la existencia en papel de seda y le da justo lo que a ella le falta. Y parece corresponder al cariño de Sandra, que se vuelve ciega a las señales menos luminosas que le adornan.
Narrado en primera persona por Sandra, siempre seguiremos la historia desde sus ojos y sus sentimientos. En el encuentro que tuvimos con la autora para la presentación del libro en Madrid, Silvia nos confesaba que hay mucho de ella en Sandra y que escribir este libro le sirvió como terapia en un momento muy difícil de su vida. Sus amigos reales también están representados en la novela, unos amigos que son, quizá, los personajes más sólidos, dispuestos siempre a ayudar y a brindar su hombro a Sandra incluso cuando ella está en su peor momento. Los capítulos con cortos, de apenas tres o cuatro páginas, salpicados a menudo por canciones y títulos o citas de libros que acompañan a Sandra en su día a día y que conforman, de alguna manera, la banda sonora de la novela. Canciones y lecturas que Silvia Tarragona considera también entre sus favoritas.
Ambientada en Barcelona (lugar de residencia de Sandra) y Madrid (su lugar de trabajo), las dos ciudades aparecen dibujadas con realismo pero también desde la perspectiva emocional de Sandra, enamorada de ambas por motivos muy diferentes.
Y con todo esto ¿estamos ante una historia de amor sin más? Lo cierto es que el meollo de la trama se basa en la relación entre Sandra y Edmond, en cómo ella encuentra en él un asidero en el que agarrarse con fuerza cuando todo su mundo se tambalea. Pero es también la historia de la angustia ante la posibilidad de perder un hogar, la historia del egoísmo de una madre que no se resigna a dejar de vivir como vive aun sabiendo que su hija ya no puede hacer frente a las deudas, la historia de la lealtad de unos amigos capaces de permanecer a un lado a la espera de actuar si Sandra necesita cualquier cosa.
Pero hay algunas cosas que me han hecho que la lectura me chirríe un poco. No sé si, como han señalado en otros blogs, se debe a que la novela se escribió originalmente en catalán, aunque no creo que esa sea la causa principal. Lo cierto es que hay cosas completamente incomprensibles y voy a poner algunos ejemplos concretos: el más palmario es el de la línea temporal de la acción. Sandra conoce a Edmond en Madrid a mediados de noviembre y apenas una semana después deciden pasar el fin de semana en París, que aparece ante los ojos de Sandra iluminado y listo para la Navidad. Después vuelven a verse en Barcelona. Y de poco después ocurre algo, un suceso especialmente duro, y se nos da una fecha concreta: el 31 de octubre, fecha de cumpleaños de la propia Sandra. Ahí me quedé completamente descolocada y tuve que volver atrás para cerciorarme de que no era yo la que me había equivocado. Lo peor es que, posteriormente, ya casi en vísperas de la Navidad, los amigos regalan a Sandra entradas para un concierto para un mes después y, en un párrafo posterior, al hablar sobre él, Sandra dice "Al día siguiente cumpliría cuarenta años e iría a un concierto con mis amigos" . Mi descoloque alcanzó cotas altísimas.
No se trata sólo de esto, también hay un número preocupante de errores pequeños y más grandes que, como os decía, no creo que todos se deban a la traducción al castellano, como el uso de coches del cuerpo diplomático cuando estás en tu país y no en la embajada a la que perteneces (que puede deberse simplemente al desconocimiento sobre el tema), frases que no tienen sentido referidas a ciertas escenas que tienen lugar en un tanatorio, el regalo en forma de pañuelo de Hermès (que no es precisamente una marca barata) que Sandra le trae a su madre de París cuando se supone que ha viajado casi sin un euro... Os confieso que todo esto me ha causado una tristeza profunda porque sé que la apuesta de Roca por este libro es fuerte. Pero si sirve para que las siguientes ediciones se corrijan estos fallos y la novela brille como debe, lo doy por bien empleado.
Por lo demás es un libro que se lee con facilidad, con personajes a los que puedes comprender y con los que puedes enfadarte o compartir sus alegrías. También tiene un toque de crítica social referido al tema de los desahucios y las prácticas poco éticas de algunas empresas para aprovechar la situación. Es una novela en la que el recuerdo y la nostalgia también estan presentes en los flashback de Sandra con su padre y en el amor que ella siente por la casa familiar. Y es la historia de Sandra y Edmond, que creo que merece la pena descubrir aunque sea para ver en primera persona cómo alguien puede convertirse en apenas unas horas en lo más importante de tu vida.
Gracias a Roca Editorial y a Pepa Muñoz por el ejemplar de la novela.
También es sencillo entender por qué Sandra se enamora de Edmond. Él es, en apariencia, todo lo que pueda desear. Tiene clase, educación, una vida apasionante y lo que es mejor: sabe decirle siempre lo que ella necesita escuchar. Amante apasionado, con dinero, con piso propio en París, compartiendo sus mismas aficiones. Pero a medida que le vayamos conociendo, veremos que Edmond tienes muchas esquinas oscuras. Él es a lo que Sandra se agarra como un clavo ardiendo para escapar, en cierta manera, de su vida, de su rutina, de los problemas, porque Edmond le envuelve la existencia en papel de seda y le da justo lo que a ella le falta. Y parece corresponder al cariño de Sandra, que se vuelve ciega a las señales menos luminosas que le adornan.
Narrado en primera persona por Sandra, siempre seguiremos la historia desde sus ojos y sus sentimientos. En el encuentro que tuvimos con la autora para la presentación del libro en Madrid, Silvia nos confesaba que hay mucho de ella en Sandra y que escribir este libro le sirvió como terapia en un momento muy difícil de su vida. Sus amigos reales también están representados en la novela, unos amigos que son, quizá, los personajes más sólidos, dispuestos siempre a ayudar y a brindar su hombro a Sandra incluso cuando ella está en su peor momento. Los capítulos con cortos, de apenas tres o cuatro páginas, salpicados a menudo por canciones y títulos o citas de libros que acompañan a Sandra en su día a día y que conforman, de alguna manera, la banda sonora de la novela. Canciones y lecturas que Silvia Tarragona considera también entre sus favoritas.
Ambientada en Barcelona (lugar de residencia de Sandra) y Madrid (su lugar de trabajo), las dos ciudades aparecen dibujadas con realismo pero también desde la perspectiva emocional de Sandra, enamorada de ambas por motivos muy diferentes.
Y con todo esto ¿estamos ante una historia de amor sin más? Lo cierto es que el meollo de la trama se basa en la relación entre Sandra y Edmond, en cómo ella encuentra en él un asidero en el que agarrarse con fuerza cuando todo su mundo se tambalea. Pero es también la historia de la angustia ante la posibilidad de perder un hogar, la historia del egoísmo de una madre que no se resigna a dejar de vivir como vive aun sabiendo que su hija ya no puede hacer frente a las deudas, la historia de la lealtad de unos amigos capaces de permanecer a un lado a la espera de actuar si Sandra necesita cualquier cosa.
Pero hay algunas cosas que me han hecho que la lectura me chirríe un poco. No sé si, como han señalado en otros blogs, se debe a que la novela se escribió originalmente en catalán, aunque no creo que esa sea la causa principal. Lo cierto es que hay cosas completamente incomprensibles y voy a poner algunos ejemplos concretos: el más palmario es el de la línea temporal de la acción. Sandra conoce a Edmond en Madrid a mediados de noviembre y apenas una semana después deciden pasar el fin de semana en París, que aparece ante los ojos de Sandra iluminado y listo para la Navidad. Después vuelven a verse en Barcelona. Y de poco después ocurre algo, un suceso especialmente duro, y se nos da una fecha concreta: el 31 de octubre, fecha de cumpleaños de la propia Sandra. Ahí me quedé completamente descolocada y tuve que volver atrás para cerciorarme de que no era yo la que me había equivocado. Lo peor es que, posteriormente, ya casi en vísperas de la Navidad, los amigos regalan a Sandra entradas para un concierto para un mes después y, en un párrafo posterior, al hablar sobre él, Sandra dice "Al día siguiente cumpliría cuarenta años e iría a un concierto con mis amigos" . Mi descoloque alcanzó cotas altísimas.
No se trata sólo de esto, también hay un número preocupante de errores pequeños y más grandes que, como os decía, no creo que todos se deban a la traducción al castellano, como el uso de coches del cuerpo diplomático cuando estás en tu país y no en la embajada a la que perteneces (que puede deberse simplemente al desconocimiento sobre el tema), frases que no tienen sentido referidas a ciertas escenas que tienen lugar en un tanatorio, el regalo en forma de pañuelo de Hermès (que no es precisamente una marca barata) que Sandra le trae a su madre de París cuando se supone que ha viajado casi sin un euro... Os confieso que todo esto me ha causado una tristeza profunda porque sé que la apuesta de Roca por este libro es fuerte. Pero si sirve para que las siguientes ediciones se corrijan estos fallos y la novela brille como debe, lo doy por bien empleado.
Por lo demás es un libro que se lee con facilidad, con personajes a los que puedes comprender y con los que puedes enfadarte o compartir sus alegrías. También tiene un toque de crítica social referido al tema de los desahucios y las prácticas poco éticas de algunas empresas para aprovechar la situación. Es una novela en la que el recuerdo y la nostalgia también estan presentes en los flashback de Sandra con su padre y en el amor que ella siente por la casa familiar. Y es la historia de Sandra y Edmond, que creo que merece la pena descubrir aunque sea para ver en primera persona cómo alguien puede convertirse en apenas unas horas en lo más importante de tu vida.
Gracias a Roca Editorial y a Pepa Muñoz por el ejemplar de la novela.
Pues que quieres que te diga,entre que no me atraía apenas nada y las incongruencias que comentas creo que no me voy a animar.
ResponderEliminarYa hemos comentado que a mi todas esas cosas que mencionas me sacaban una y otra vez de la lectura. Ya comenté en mi reseña que la novela necesitaba una relectura y veo que tu opinas lo mismo. Besos.
ResponderEliminarYo ahora mismo tengo pendientes de que me lleguen a casa 4 libros (a ver si no tardan!), tengo el kindle a rebosar y poquísimo tiempo, así que este creo que no lo voy a apuntar. No me termina de convencer y eso que cuando he comenzado a leer la sinopsis si que me traía...Un besote!
ResponderEliminarLo tengo apuntado, con muchas ganas de hacerme con él =)
ResponderEliminarBesotes
Los peros que le pones, las incongruencias, me echan para atrás. De momento,la dejo pasar.
ResponderEliminarBesos
La tengo pendiente, y la leeré en catalán, así que ya te diré. Peor dudo que todo se deba a la traducción.
ResponderEliminarUn beso ;)
Veo que van todas las reseñas en la misma línea aunque la tuya es menos tibia que otras. A mí en general no me atrajo demasiado y los peros que le ponéis son suficientes para no termine de animarme.
ResponderEliminarBesos.
Pues parece que apuntáis todos en la misma dirección. La verdad es que con la cronología no parece estar todo muy hilado aunque también tengo que decirte que París sí que está iluminado para la Navidad en noviembre, al menos cuando yo estuve, en la segunda quincena. Otra cosa es que después de noviembre venga octubre, entonces estamos ante una novela que para para atrás, la de la rubia esa que está ahora de moda. La dejo, Yolanda, y eso que yo también caí rendida ante esa fantástica portada.
ResponderEliminarBesos
Ay Yolanda todos apuntáis lo mismo y yo me había dejado seducir por esa cubierta como te ha pasado a ti. Me da una rabia enorme que deje ese gusto en la boca con lo que prometía a priori. En cualquier caso, a mí me gustaría leerlo. Besos
ResponderEliminarTienes razón Yolanda que la portada enamora, pero a mi es casi lo único que me llama del libro, ni la historia me apetece en estos momentos, ni los errores tan evidentes que señalas me animan a ponerme con ella, teniendo como tengo además un montón de pendientes. La dejo pasar. Besinos.
ResponderEliminarPues yo no me animé, no acababa de atraerme demasiado y esperaba oiniones que en general coinciden con la tuya en cuanto a esos errores... una lástima que esos fallos te hayan empañado la lectura y tus expectativas.
ResponderEliminarUn beso