Por eso he disfrutado cada capítulo y cada página de Pasiones carnales (subtitulado como Los amores de los reyes que cambiaron la Historia de España), porque está lleno de caras B, porque está contado de forma amenísima y porque he sumado un buen número de anécdotas a mi particular "cuaderno de notas". Me he divertido, he recordado, he aprendido, me he sorprendido y hasta he rezongado en voz baja con ciertos episodios, pero qué bien me lo he pasado. ¿Venís y os lo cuento?
"CON LAS PASIONES UNO NO SE ABURRE JAMÁS; SIN ELLAS SE IDIOTIZA" (STENDHAL)
En Pasiones carnales visitaremos la trastienda de nuestra Historia para conocer las aventuras amorosas y sexuales de reyes, reinas, ministros, poderosos y otros miembros de las diferentes cortes, desde don Rodrigo hasta Alfonso XIII. La Historia no son solo las decisiones de gobierno, las guerras, los tratados o las conquistas, también han tenido importancia los matrimonios, las y los amantes, los secretos de alcoba y las pasiones en general. Al fin y al cabo, todos ellos eran humanos y como tal se comportaban. En este libro, en 24 fantásticos capítulos, vamos a descubrir muchos de esos secretos de alcoba y, quizá, acabaremos entendiendo que, en el espaco reducido de un lecho, se pueden tomar las más grandes decisiones o forjar las más profundas alianzas. O dinamitarlas...
Pasiones carnales es un ensayo atípico. Más bien es un ensayo novelado que contiene muchas partes que escapan del género para irse a una narrativa dramatizada, consiguiendo una mezcla realmente interesante. En sus páginas es tan importante lo que se cuenta, con toda su base histórica, la documentación y los hechos reales, como el modo en que se cuenta y aquí es donde Marta ha desplegado sus "armas" de escritora. Incluso vamos a encontrar pedazos de leyendas y algunas partes ficcionadas, pero basadas en la realidad que las sustentan.
Se nos habla de Historia y de hechos contrastados, pero no se pìerde en justificaciones ni en ese, para mí, detestable "presentismo buenista" que últimamente nos golpea. Los hombres y las mujeres que aquí aparecen son hombres y mujeres de su tiempo y actúan como era normal actuar entonces. Hicieron lo que hicieron porque en aquel momento era lo que se hacía, aunque suene a perogrullada Aunque haya cosas que hoy nos chirríen o nos parezcan impensables, el papel de la mujer estaba reservado a ciertas facetas, no podemos tratar de juzgarlo ni maquillarlo. Era el que era, no hay más. A saber lo que opinarán de nosotros dentro de un par de siglos, me mata la curiosidad. Y, sobre todo, es muy de agradecer que Marta no se empeñe en poner etiquetas actuales, ni que nos convierta cada capítulo en una imagen fija, acartonada y sin vida. Utiliza un lenguaje ágil, muy vivo, muy directo pero también muy literario, lo que transforma cada episodio en una feliz sorpresa.
Tengo una gran querencia por la historia de don Rodrigo y Florinda la Cava, que descubrí en mis años de instituto gracias a esa maravilla que es la Flor nueva de romances viejos. La obsesión de Rodrigo por Florinda, a la que acaba violando, provocará, dicen, la invasión árabe de la península. Y desde este episodio iremos viajando en el tiempo para conocer a reyes que jamás tuvieron arrebatos carnales, como Alfonso II el Casto, o que no podían tenerlos, como Enrique IV el Impotente. Conoceremos pasiones largas en el tiempo que influyeron grandemente en la política y en el devenir de los reinos, como la de Alfonso XI y Leonor de Guzmán o la de Pedro I el Cruel y María de Padilla. Los celos y la locura de Isabel de Portugal, madre de la Católica, locura que acabó llegando a su nieta Juana y a su descendiente Carlos, hijo de Felipe II. Hasta tendremos noticias de miembros viriles extraños y leeremos cartas de un futuro rey de España contando a sus padres cómo va la "cohabitación física" con su recién estrenada esposa.
Los capítulos tienen la extensión perfecta para mantenernos interesados y Marta no cae en dogmatismos ni en arquetipos, todo fluye, es ameno, divertido y, como lectora, me he deleitado tanto con la parte histórica pura como con los párrafos más narrativos. Creo que Pasiones carnales es un ejemplo fabuloso de cómo meternos hasta el cuello en la Historia y gozar del baño sabiendo que saldremos de él con una gran sonrisa.
Y qué demonios, hay mucho amor en Pasiones carnales, pero también hay traiciones, celos, amantes despechados, concubinas que supieron mover muy bien sus piezas, espías, enredos cortesanos, odios, maquinaciones y algún misterio. Mucho mejores, todos, que la mayor parte de las películas o series de ese corte. El cóctel, desde luego, es de los que te llaman a repetir. Ha sido una delicia beberlo hasta el final.
Esta vez no me animo. No me llama la atención este libro.
ResponderEliminarBesos.
Si no hubiese tenido tanto pendiente me habría lanzado a él de cabeza. Quien sabes si dentro de unos meses. Besos.
ResponderEliminarHola,
ResponderEliminarme pasa como a ti, me encantan las caras B pero en este caso, y sé que no debería ser así, me frena la autora. No sé si me animaré.
Un beso
A mí Marta Robles me encanta como mujer, además tengo la suerte de haberla conocido en persona y aún me rearfirmé en mí opinión, esta sí me representa, suelo leer sus artículos y también participé en su programa de radio. No niego que este libro me llama la atención pero menos que sus novelas policíacas, en cualquier caso lo tengo apuntado y seguramente lo leeré este verano.
ResponderEliminarUn beso
Me gusta esta mezcla de emociones ♥
ResponderEliminarHola bonita. Lo tengo pendiente de lectura. Mi marido sí lo leyó y cada dos por tres me suelta una anécdota jejeje. NO sé cuándo podré hacerle hueco. Ya veré. Besos
ResponderEliminarTenía muchas ganas de leer una reseña de este libro. Me apetece leerlo pero tranquilamente y sin presiones, así que probablemente lo leeré este veranito.
ResponderEliminarBesos