jueves, 2 de junio de 2016

ENCUENTRO BLOGUERO CON CÉSAR PÉREZ GELLIDA Y SU "SARNA CON GUSTO"

El pasado 30 de mayo la Editorial Suma de Letras nos convocó a unos cuantos blogueros a un encuentro con César Pérez Gellida para hablar de su última novela, "Sarna con gusto". Fue una ocasión estupenda para compartir espacio y conversación con un autor que se ha ganado con su talento y estilo inconfundible a un gran número de lectores. Para mí fue especial porque he llegado al "universo Gellida" hace relativamente poco, cuando compré los tres libros de "Versos, canciones y trocitos de carne" del tirón para mi Kindle y los leí seguidos. Sentía una enorme curiosidad por conocer a César, por escucharle, asi que la convocatoria del pasado lunes fue todo un regalo.

Resultó ser una reunión en petit comité, muy agradable. Y descubrí a un César cercano, que gana mucho en las distancias cortas, encantador, con sentido del humor y con una conversación que hace el tiempo pequeñito. Una verdadera gozada. Creo que era la única de la reunión que aun no había leído "Sarna con gusto" y tuvieron todos la delicadeza de no hacer ningún spoiler para no estropearme la lectura.

Con café y pequeños bollitos por medio para favorecer la conversación, César comenzó diciendo que en esta novela quería salirse de lo habitual, buscar un delito concreto que crease una historia a su alrededor y pensó que un secuestro era el ideal. Podía dar mucho juego por la incertidumbre que crea alrededor de lo que sucede, tanto en investigadores como en la familia del secuestrado. En el caso de la familia el no saber y sufrir por ello se enseñorea de todo. Continuamente se preguntan dónde y cómo está el que ha desaparecido y lo hacen hasta que todo se soluciona. El tiempo es incertidumbre, con todo lo que eso conlleva. No hay un duelo, como cuando alguien muere, porque no hay un fin, un plazo. Y todo se convierte en angustia.

César nos contó que buscó información sobre los secuestros y lo hizo con su "asesor" habitual, Urtzi, a quien va dedicada la novela. Fue el quién le marcó las líneas rojas acerca de ciertas cosas
que no se pueden contar. Pero César confesó que necesitaba un enfoque global porque quería mostrar la historia desde todos los puntos de vista. En primer lugar desde la perspectiva de la secuestada (que tiene 15 años, con la dificultad que supone ponerse en su piel) y de sus secuestradores. Quizá de todas es la situación que menos problemas le generaba a la hora de crearla. Se dio cuenta de que era más complicado ponerse en el lado de la investigación, una dificultad que compartía con su asesor. César quería algo en que lo real tuviese mucho peso y si no podía contar con detalle el proceso de negociación, se perdía una parte fundamental del argumento. Entre ambos "negociaron" qué se podía y no contar y con ello César consideró que tenía en sus manos una buena novela.

La trama tiene dos líneas bien definidas: en primer lugar la de Ramiro Sancho, protagonista también de la primera trilogía. Como policía e investigador debe enfrentarse al secuestro, reconstruir lo sucedido y abrir líneas de investigación para hallar al culpable y conseguir rescatar a la niña. En esa línea cobra gran importancia el proceso de negociación que es el más crítico. La policía cuenta con expertos que examinan el nivel de peligro del enemigo que tienen delante y valoran todos los parámetros. La segunda línea argumental comienza en esta novela, la de la Congregación de los Hombres Puros, pero se va a ir desarrollando en las dos siguientes.

Las dos tramas transcurren en paralelo y no se cruzan, pero César dejó bien claro que no hay ninguna dificultad para seguir ambas y no confundirlas. Además considera que es su novela más ambiciosa hasta el momento, porque en la anterior trilogía todo convergía en torno a Augusto Ledesma y ahora, sin él, tenía que encontrar algo con mucho peso para superarlo. Un "malo"enorme, una sombra continua.

A nivel de conjunto también aspira a superar las anteriores porque se la planteó como una evolución del personaje de Sancho, sobre todo por todo lo que el personaje estaba pasando desde "Memento mori". Ahora Sancho está algo roto pero por primera vez cruza un poco la línea: al darse cuenta de lo que sucede decide guardar silencio. Y eso es algo que antes no haría. Antepone la investigación a todo lo demás, algo que en las anteriores novelas no hubiese hecho.

César confesó que le gustó mucho reencontrarse con Sancho. Buscaba una especie de efecto medicinal después de "Khimera" y volver a Valladolid y al presente. Esta nueva trilogía no va a tener nada que ver con la anterior. De hecho nos avisó de que los lectores van a esperar algo que no es lo que se van a encontrar. No es que se plantee engañar al lector, sino implicarlo. Para ello, dosificar la información le parece algo fundamental. Si se coloca toda la información al final, como en las novelas de Agatha Christie, el lector queda como un mero espectador. Y si la vas dando sin medida, los lectores "te pillan" y se les estropea la novela. Para César esto es vital a la hora de escribir, para ser honesto con el lector y con la trama. Insistió en que en la siguientes novelas de la trilogía actual quizá los lectores van a esperar algo más vertical y no va a ser así. Le preocupa, pero cree que va a gustar.

La tarde terminó tocando temas apasionantes y de lo más diverso, aunque relacionados en cierto modo con "Sarna con gusto": la masonería actual y a lo largo de la historia, con sus ritos y la confusión que muchos tienen con otras organizaciones. El Palacio Barolo, en Buenos Aires, que es un homenaje a la Divina Comedia de Dante y que se construyó con el proyecto (casi delirante) de rescatar los restos de Dante y albergarlos bajo la bóveda del edificio. Finalizado el edificio, que pasó a ser el más alto de Latinoamérica, y que refleja en cada planta y en su estructura los círculos infernales y los niveles del purgatorio, se construyó un edifico gemelo, el Palacio Salvo en la ciudad de Montevideo. La idea original era unir las dos ciudades con un "puente de luz" gracias a dos faros colocados en sus cúpulas, pero no resultó bien debido a la curvatura de la tierra. Esta parte de la conversación me resultó especialmente atractiva, porque desconocía los detalles y me encantó cómo César lo expuso.

Todo un gusto y un placer haber compartido una hora y media fascinante con César Pérez Gellida. Confío en tener nuevas y futuras oportunidades.


2 comentarios:

  1. A mi me ocurrió lo mismo que a ti con la anterior trilogía: me la leí del tirón porque cada vez soporto menos las esperas entre novela y novela. Me encantó y espero reunirme de nuevo con Ramiro Sancho, porque es todo un personajazo y más sabiendo a través de esta estupenda crónica del encuentro sobre qué va el tema, algo que ya desglosó Montse en una reseña que me puso la miel en los labios.

    Un beso.

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  2. Sí que debió de ser un gusto conversar con un César tan cercano, como tú dices. A ver si termino la trilogía, que me quedé en "Memento mori" y con mi atasco lector permanente se me han cruzado otras lecturas... Qué curiosos los detalles del palacio Barolo, no tenía ni idea...

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