Olvido y crueldad lleva por subtítulo Las mujeres del rey don Pedro, haciendo referencia a Pedro el Cruel y, de nuevo, se le da el protagonismo a la mujer. O más bien a las mujeres que, de una manera u otra, rodearon al rey o influyeron en su vida del modo que fuese. Desde la primera página nos sumerge en una parte de nuestra historia muy compleja y también violenta vista casi desde dentro. Haciendo que nos sintamos allí, junto a los protagonistas. Una delicia que se bebe casi del tirón, pero que deja el regusto de los buenos vinos y que apetece releer y comentar. ¿Viajamos?
PÁGINAS DE SANGRE Y LEYENDA
Como se expone en la contraportada del libro, esta no es una novela sobre el rey don Pedro, sino sobre sus mujeres. Sobre reinas que lo fueron incluso abandonadas por sus esposos y amantes que las superaban en poder e hijos. Sobre guerras fratricidas que pudieron cambiar el curso de la historia. Álvaro Lozano estructura su novela alrededor de esas figuras femeninas que han quedado desdibujadas o que han sido muy maltratadas por las crónicas y rompe por completo la narración lineal para hablarnos de cada una de ellas de un modo tan real y, al mismo tiempo, tan hermoso que acabamos por sentirlas a todas muy cerca. En un mundo regido por los hombres, en el que las mujeres eran tratadas como moneda de cambio o apenas contaban, ellas supieron hacer uso de su ingenio y de capacidad de adaptación para ir sorteando todas las trabas con las que se fueron encontrando.
El primer capítulo, dedicado a Urraca Ossorio, madre de uno de los muchos enemigos del rey don Pedro es, como poco, impactante. Su sentencia a morir en la hoguera se va a cumplir ante los ojos de una multitud enardecida. Solo por ese primer capítulo, desgarrador, la novela ya merece la pena. Podemos sentir el miedo y también la resignación de Urraca, su esperanza de que el humo la ahogue antes de que las llamas la devoren, el calor que aplasta Sevilla, el hedor que la rodea, los gritos de la muchedumbre que asiste a la ejecución. Estamos allí, lo vemos todo y no podemos evitar un escalofrío muy real. A partir de este momento ya es imposible salir.
Álvaro Lozano nos va a contar el doloroso caminar de Leonor de Guzmán, la que fue amante de Alfonso XI durante casi toda su vida y madre de diez de sus hijos, tras el carro que transporta los restos del amor de su vida, muerto de peste negra en el asedio de Gibraltar. Leonor lo ha sido todo y ahora sabe que son muchas las hienas que la cercan, ya que el heredero será Pedro, el hijo legítimo de Alfonso con María de Portugal. Leonor también sabe que la muerte del rey supone la muerte en vida para ella, pero es madre y hará lo imposible por proteger a sus hijos y darles el lugar que merecen, al precio que sea.
Blanca de Borbón, a la que casaron con el rey don Pedro, se hace enorme dentro de su tragedia. Ella se ve obligada a casarse con un hombre que ni desea el matrimonio ni va a ofrecerle respeto ni afecto ninguno. Ni siquiera como reina. Repudiada, enclaustrada y lejos de todo lo que conocía, a pesar de ello lucha por su posición y su matrimonio,. Es imposible no sentir una profunda pena por ella. María de Padilla, que se convierte en amante del rey don Pedro (en un curioso paralelismo con la vida de su padre) y que soporta a lo largo de años las idas y venidas de este, que acostumbra a engancharse en cuantas faldas se le cruzan. Siempre vuelve a ella y, aunque goza de privilegios, rentas y una vida cómoda, la soledad es su más leal compañera. Su fidelidad al rey y su apoyo constante, quizá inmerecido, la muestran como una mujer fuerte y convencida de quién es y a qué puede aspirar.
Conoceremos a María Coronel y los hechos que la convirtieron en leyenda cuando fue capaz de usar aceite hirviendo para huir de los requiebros del rey. Y a su hermana Aldonza, que creyó ser capaz de domarle y penó por su error.
Todas las mujeres que, de un modo u otro, compartieron camino con el rey don Pedro, aparecen vivas, reales, llenas de matices, de sentimientos, de certezas y dudas. En muchas ocasiones, el deber y el querer chocan frontalmente, se ven obligadas a elegir incluso en contra de sus propias creencias (no hay que olvidar el papel de la religión en la época y cómo la fe y el obligado cumplimiento de sus preceptos eran los que regían la vida). Hay momentos tan personales en la novela, tan profundos e íntimos dentro del pensamiento de cada una de ellas, que las sentimos muy próximas. Muy "nuestras". Los sentimientos, al margen de la época histórica en la que estemos, siempre son los mismos: el amor, el odio, la responsabilidad, el ansia de venganza, el cuidado, la protección, la soledad, el desgarro, la pena, el abandono...Ellas nos los muestran todos. Ahí está la magia.
Magia es también lo que Álvaro Lozano hace con su escritura. Leerle es empaparse por completo de buena literatura, de páginas que nos llenan de emoción, de descripciones tan profundamente sensoriales que hasta se pueden oler. Su estilo, cuidado y a la vez natural, combina de forma brillante pasajes históricos inolvidables con la emoción, el dolor, la tristeza, la pasión o la ternura. La novela está llena de frases memorables, de esas que te mueres por subrayar o conservar en la memoria. Aunque lo que de verdad te deja es la cálida sensación de que has leído una joya que se queda contigo durante mucho tiempo. O siempre. Es, sin duda, una de las mejores novelas históricas que he leído últimamente (y leo muchas, os lo aseguro) y solo puedo pediros que os dejéis llevar por ella, que os empapéis como yo con lo que en ella se cuenta. Las mujeres del rey don Pedro os esperan para susurraros que, a pesar del tiempo transcurrido, hay cosas que nunca cambian.
Tengo este libro comprado, he incluso firmado por el autor , esperando su momento y tras leerte su momento, sin duda alguna, acaba de llegar. ¡ Qué novelón! O por lo menos así nos lo presentas y para los que somos habituales de tus opiniones damos fe de que lo es sin duda alguna. Brillante como siempre querida mía.
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