Hay veces en
que la tarea de ponerme a escribir o a reseñar un libro se me presenta como un
muro. Quizá más bien como una cuesta enorme que no tienes muy claro si empezar
a subir, porque temes no llegar arriba sin perder dignidad, criterio y hasta algún
pedazo de ti. O caer rodando si las fuerzas te fallan. Hoy me encuentro ante
una cuesta así pero, aun sabiendo a lo que me expongo, me calzo las imaginarias
botas de caminar y lleno mi espíritu de alegría porque voy a llegar hasta
arriba sin desfallecer. Qué difícil es reseñar la obra de un amigo. No caer
en el halago fácil ni en una falsa objetividad crítica por no querer llevarte
por el corazón, quedarte en el fiel de la balanza… sólo confío en ser capaz de
expresar todo lo que la novela lleva dentro.
“ISHQ. El
color de las granadas” ha resultado finalista en el certamen Vuela la Cometa
organizado por Arola Editors para escritores menores de 38 años. Un
reconocimiento para un libro único, intenso y de los que llegan al alma por
muchos motivos pero sobre todo por lo que hacen sentir.
EL AUTOR: JUAN RAMÓN MOYA MONTÁÑEZ
Melillense
de nacimiento, a sus 34 años “ISHQ. El color de las granadas” no es su primer
libro
pero sí el primero publicado por un sello editorial. Anteriormente se
decidió por la autopublicación para “Noche y niebla”. Gran relatista, magnífico
dibujante y hombre de muchas facetas, muchos de sus escritos aun pueden
disfrutarse en la web Ciao. es, en la que dejo abundantes muestras de su
talento durante varios años. Allí, bajo el nick de John Andy, no sólo consiguió
una buena legión de seguidores sino que se hizo con el primer puesto en
bastantes certámenes literarios que se convocaban por y para los usuarios de la
página. EL AMOR LATE EN LOS VERSOS DE RUMÍ
Me enorgullece
decir que hoy cuento con Juan Andrés como un gran amigo. Por eso, como os decía
antes, se me complica aún más la tarea de reseñar su novela porque no quiero
que se pueda pensar que mis conclusiones me son dictadas por mis sentimientos. Como
decían los romanos “audaces fortuna iuvat” (la fortuna favorece a los audaces)
así que, sin más trámites, vamos a sumergirnos en el universo único, vital,
colorido y fragante de “ISHQ”. Y dejémonos llevar. Es un libro que,
fundamentalmente, se siente.
Nuruddin es
el príncipe heredero del gran imperio mogol. Un imperio vasto, casi
inabarcable, que ha de ser gobernado con mano de hierro y fuerte carácter. Pero
Nuruddin no aspira al poder, ni a conquistar más pueblos y territorios.
Sabe que ese es su destino, pero quiere apartarlo de sí mismo como un insecto
molesto. Subyugado por la poesía de Rumí, poeta sufí del siglo XIII, se deja
acariciar por sus versos, perdido sólo en sus palabras, olvidando obligaciones
y hasta el tiempo. Lo tiene todo y nada le llena. La pasión y el amor que
destilan los poemas de Rumí le envuelven pero nadie parece compartir su emoción.
Hasta que un
día, mientras se baña asistido por una esclava, ésta, Anarkali, comienza a
susurrar los versos amados. El espacio se hace palabra y el tiempo se
detiene y Nuruddin descubre en Anarkali no sólo a alguien que parece conocer
hasta el fondo de su alma y con quien compartirla, sino que antes de mirarla
una segunda vez ya sabe que es amor lo que le llena por completo. Un amor
que arrasa por completo sus convicciones, su ánimo, su corazón que ya creía agostado
e incomprendido. Anarkali, de igual manera, arde desde el primer momento por
amor a Nuruddin. Sus ojos se encuentran tras desgranar los versos del poeta
y es consciente de que jamás podrá amar a nadie más.
Pero ninguno
es libre para amar. Nuruddin porque su deber le impele a casarse con alguien de
su nivel para compartir el trono. Anarkali porque es una esclava a la que todo
le está vedado, incluso vivir si así se lo exigen. Ambos son como dos
esferas que estaban condenadas a no haberse encontrado jamás pero que, al
chocar, saltan esquirlas y fuegos que las hacen unirse. La ilusión por
Anarkali cambia el carácter de Nuruddin. Parece más feliz, mas despierto, más
real. Para su madre, la reina Mariam, tal hecho no pasa desapercibido y trata
de acelerar el posible compromiso de su hijo con alguna de sus candidatas,
aunque no acierta a comprender del todo qué es lo que ocurre. Anarkali,
presa de un amor desesperado que sabe imposible pero que le llena por completo
con una felicidad desconocida, también tiene miedo. Miedo de que un
príncipe, alguien inalcanzable por definición para alguien como ella, haya
puesto sus ojos en ella. Intenta guardar su desbocado sentimiento pero todo es
en vano.
Nuruddin
buscará cualquier excusa para acercarse a Anarkali y escuchar de nuevo en sus
labios los versos del poeta, para perderse en sus ojos, para llenarse de su
olor y el calor de su piel. Los dos saben que arriesgan mucho, pero la
necesidad de tenerse cerca es más poderosa. Nuruddin se plantea tomar
decisiones porque ha hallado lo que buscaba: un amor completo y único, el mejor
para él, el que le hace mejor y le complementa. Pero Anarkali es un ser casi
infecto a ojos de la corte, alguien indeseable, indigno siquiera de tener
atención. La reina Mariam, al conocer lo que sucede, tratará de todas las
formas posibles de impedir lo que ya parece no poder pararse. Y sobre todo, que
el rey no conozca lo que sucede. Pero por vez primera su hijo se le enfrenta. El
amor de Nuruddin y Anarkali amenazará con poner en jaque una dinastía y un
imperio.
UNA LECTURA CON LA QUE VIAJAR
Ya os lo
decía antes: el modo de escribir de Juan Andrés es trabajado, lleno de
adjetivos que incrementan las sensaciones de lo que lees, casi barroco en su
concepción de cómo han de contarse las historias. No es una lectura para
quienes sólo aspiran a una trama sencilla contada de modo habitual. Pero a
medida que te vas dejando invadir por las palabras ya no puedes escaparte. Ni
quieres.
A nivel
personal lo primero que me llamó la atención fue el modo de tratar los
paisajes, los espacios, los colores. Qué fácil era sentir el calor ardiente
del exterior y entrar en las estancias del palacio para apenas sentirlo,
tamizado por las telas y los mármoles. Todo queda retratado de tal modo que
podemos sentir la suavidad de las sedas, el olor de las esencias, los pasos
leves en las estancias. Juan Andrés nos deleita con descripciones preciosistas
y detalladas, manejando el lenguaje hasta retorcerlo para no caer en lo común. Pero
cuando lo lleva al extremo y nos presenta a los protagonistas no podemos más
que sentirlos propios. Y empezar a seguir su historia con una mezcla de
esperanza y temor.
Para quienes
jamás los dioses del amor nos han sido propicios y sólo hemos podido asomarnos
levemente a lo que debe ser en cortos periodos felices, el de Nuruddin y
Anarkali se nos muestra tan avasallador, tan intenso, tan dulce que casi
esconde la agonía que encierra. Agonía por saber que a pesar de que sus
corazones y almas ya son uno, ninguno de los dos es dueño de su destino y ninguno
puede decidir qué hacer con lo que siente. Convierten cada encuentro en un
momento único, especial, ajeno a lo que les rodea y a las conveniencias. Pero
al dejar de verse, la realidad cae como una losa. La reina Mariam no está
dispuesta a que el heredero del reino se deje seducir por una esclava. Es una
ignominia, una infamia, un insulto al trono y a su padre el rey. Salima, la
esclava de confianza de la reina, se debate entre el deber a su señora, a la
que lleva años sirviendo, o ayudar a una jovencita enamorada que sabe que su
amor puede costarle muy caro.
Capítulo a
capítulo nos llegan a los ojos y casi a los oídos las cenas de espléndido lujo
en el palacio, las tensiones entre Nuruddin y su madre que, consciente de su
posición preeminente entre las concubinas por haber concebido el hijo varón, no
va a consentir que sus planes de futuro se tuerzan. Juan Andrés nos dará hasta
los detalles más pequeños del brillo de los metales y del sabor de los
manjares. Pero también de los sentimientos que inundan el alma de Nuruddin
y, sobre todo, de Anarkali, tan pequeña e indefensa, sola con un amor inmenso
que casi es incapaz de concebir, pero por el que está dispuesta a lo que sea.
Incluso a renunciar a él si con ello su amado es feliz.
Realmente
¿qué pueden hacer? Viven en un mundo en que las obligaciones mandan. En que por
haber nacido en un palacio o en una casita de adobe marcan ya los pasos de la
vida. Y palacios y adobe no deben mezclarse. Simplemente tal cosa no se
concibe porque es el pecado más grave. Pero ¿hay posibilidad de cambiar ese
destino ya escrito en el nacimiento? ¿podrá el príncipe convencer al dueño de
un imperio y a una madre dominante que el amor puede cambiar toda la costumbre
basada en la estirpe y la sangre noble? ¿o podrá una humilde y pequeña
sierva elevarse para dejar atrás su origen y, simplemente, encontrar su lugar
entre los brazos de quien ama?
Si bien los
primeros capítulos parecen transcurrir más lentos, a medida que la acción se va
desarrollando adquieren más ritmo. Pero no puede hablarse de una novela de
acción o en la que las prisas puedan al autor. Paso a paso, de forma
inexorable, el amor de Nuruddin y Anarkali se va haciendo más grande.
También su sufrimiento. Juntos o separados, no podremos dejar de mirar hacia
uno y hacia otro tratando de saber qué harán, cómo buscarán un nuevo momento
único, cuánto pasará hasta que podamos verles juntos. Quizá queremos siempre
que las cosas salgan como deseamos. No siempre es así.
ISQH en urdú
significa amor. Y la historia que cuenta Juan Andrés en su novela está
basada en un hecho que, al parecer, sucedió realmente y que llegó a occidente
de boca de un británico dedicado al comercio. Esta historia no podía estar contada de otra manera. Nuestro John Andy nos
trae un manifiesto sobre el amor, ese que está por encima de todo y que nos
absorbe por completo. Pero también nos trae la duda: ¿quién es más esclavo?
¿Anarkali por su condición de nacimiento que no puede ser cambiada o Nuruddin
que, con todo su poder, ni siquiera tiene permitido amar a quien desee?
Hoy día aun
encontramos historias parecidas. Los humanos preferimos plegarnos a las
conveniencias y a las normas encapsuladas autoimpuestas que dejarnos atravesar
de lado a lado por un sentimiento capaz de mover el mundo. No es la
historia del libro de Juan Andrés una historia alegre, pero sí esperanzadora.
El amor de verdad no muere. El amor de verdad espera. El amor de verdad
regresará a ti aunque creas que ya todo ha acabado. Merece la pena quedarse
con este mensaje y confiar en su certeza. Siempre.
Qué reseña tan maravillosa, como no podría haber sido de otro modo. No sabes lo honrado que me siento. "ISHQ - El Color de las Granadas" es una historia muy particular y sé que exige un estado de ánimo muy específico, pero realmente me halaga saber que has sentido aquello que yo sentí durante su construcción. La novela, además, no habría existido como tal de no ser por tu enorme ayuda e inspiración. Eres una parte fundamental de ella. Muchísimas gracias y un besazo!!! :)
ResponderEliminarLo tengo pendiente, excelente.
ResponderEliminar¡Hola Yolanda! Me ha encantado la entrada, cuanto detalle de tu reseña!
ResponderEliminarAquí me quedo, te sigo!
Me gustaría que te pases por mi blog para ver qué te parece y si te gusta, sígueme por favor.
http://buscandotelibro.blogspot.com.ar/
http://pensamientosenelahora.blogspot.com.ar/
Un abrazo y muchísimas gracias.
Hola Yolanda.
ResponderEliminarGracias por pasarte por mi blog, yo no sabia que habías abierto uno, alguna vez he leído tus impresiones, creo que en el blog de Ana o a traves de Facebook o Ciao, no recuerdo bien... Bueno pues ya me quedo por aquí!
La reseña es estupenda pero ahora tengo mucho pendiente, así que anoto el título para más adelante.
Un beso