martes, 18 de febrero de 2020

LA CHICA A LA QUE NO SUPISTE AMAR de Marta Robles

En los últimos tiempos suelo huir de las sagas y de las series de libros con el mismo protagonista, pero no porque no me gusten, sino porque tengo que elegir. Y ante un tiempo limitado, me suelo decantar por novelas autoconclusivas, más que nada por economía de emociones: me evito estar expectante hasta la salida del siguiente. Que no es que sea nada malo, desde luego, es solo que prefiero quedarme con el presente porque nunca se sabe dónde la vida te va a hacer torcer una esquina que no esperabas. No, no voy a ponerme trascendente. Y sí, en este post reseño la tercera parte de una serie, la del detective Tony Roures, porque me gusta el personaje, por su autora y por su argumento, así que ya veis la firmeza de algunas de mis convicciones. 

La chica a la que no supiste amar, como os decía, es la tercera entrega de las "aventuras y desventuras" (si se me permite la licencia) de Tony Roures, un personaje que ha ido creciendo, y de qué manera, en las sucesivas novelas de Marta Robles y que ya cuenta con la solidez suficiente para marcar terreno. Esta vez se verá metido hasta el cuello en un asunto oscuro y cruel, el de la trata de mujeres, en el que se ve implicado por ayudar a un amigo. Un asunto que nos lleva a descubrir las facetas más sórdidas de la prostitución, un lucrativo "negocio" para algunos que, además, tiene largas ramificaciones y muchas voluntades compradas. 

"TODA BENDICIÓN NO ACEPTADA SE TRANSFORMA EN MALDICIÓN" (PAULO COELHO)

 
En plena madrugada e inesperadamente, Tony Roures recibe la alterada visita de su antiguo amigo Alberto Llorens. Hecho un manojo de nervios, le confiesa a Roures que su matrimonio (en apariencia feliz y cómplice) hace tiempo que naufragó y que, por ese motivo, comenzó a visitar un famoso club de alterne de Castellón. Allí comenzó a tratar con Blessing, una nigeriana prostituida, joven y hermosa, que , según cuenta, le hizo recuperar la ilusión. Pero a Blessing le detectaron un cáncer de mama y un médico "colaborador" de los proxenetas que manejan el club le hizo una auténtica carnicería, amputándole los dos pechos y dejándole dos enormes y feas cicatrices. Eso convirtió a la chica en "mercancía defectuosa" a ojos de sus explotadores. Llorens confiesa a Roures que quiso ir a sacarla del club, pero que ella había desaparecido y, al poco, se enteró de la noticia del hallazgo del cadáver de una chica negra. Llorens tiene la certeza de que es Blessing y más aún cuando ha comenzado a recibir amenazas muy directas de ciertos tipos negros, amenazas con elementos de vudú en las que también incluyen a su mujer, porque, al parecer, le culpan de su muerte.

Roures, movido por lealtad a su amigo, se traslada a Castellón para empezar a investigar lo sucedido y qué esta pasando en la vida de Llorens. Pero se va a dar de bruces con un asunto tenebroso y de una crueldad casi inconcebible en el que las mujeres nigerianas captadas y sometidas por las redes de prostitución son el escalón más cercano al infierno de todos los que pueden descenderse. 

Son especialmente desgarradores los capítulos en los que "escuchamos" la historia de Blessing, desde su dura infancia hasta ser vendida por su propia madre. El horror de su viaje y lo que se encuentra al llegar, la deuda contraída que no para de crecer porque se le cobran hasta los tampones que usa. El terror al vudú que se le ha practicado para tenerla sometida, un terror que nuestras mentes del primer mundo desprecian pero que para ella y tantos miles de personas es una realidad muy peligrosa y, si llega el caso, mortal. Su tristísima soledad en esa habitación en la que le han enclaustrado tras la operación, llena de dolores, sin entender nada, sin una mano amiga. Y, a pesar de ello, siente los recuerdos de su niñez como felices, a pesar de los golpes. Esos recuerdos son su único refugio.

Tony Roures, como personaje, ha crecido en las tres entregas de la serie y en La chica a la que no supiste amar es más sólido, más "real" (si se me permite la licencia). Ya conocemos su historia, buena parte de su pasado y en esta novela parece haber alcanzado un cierto equilibrio personal, gracias a una actividad profesional más estable y a su relación con Carlota, la juez. Sus autorreflexiones acerca del amor, sobre saber amar y cómo y, sobre todo, respecto a la realidad de la trata de mujeres en España, con todas sus cifras terribles, son de las mejores páginas de la novela por el modo en que son capaces de llegar al lector. Golpean duro.

La pareja formada por Roures y Carlota nos brinda pasajes intensos y de gran complicidad. Marta Robles ha creado dos personajes  que se complementan a la perfección y que, además, enganchan al lector: él seduce a las mujeres y cae bien a los hombres y ella cae bien a las mujeres y seduce a los hombres. No necesariamente en ese orden, pero sus personalidades y el modo en que encajan y se comportan, en que nos hacen formar parte de su intimidad, les convierten en cercanos y nos convierten en privilegiados testigos. Sin embargo Roures siente que hay cosas de Carlota que no sabe, que se le escapan. Como esa canción que recordamos perfectamente la melodía pero la letra se resiste a venir a la memoria.

Siempre se ha dicho que una novela negra, para serlo, debe contar con una profunda denuncia social. Y, en este caso, la norma se cumple hasta las últimas consecuencias, porque pocos temas hay tan sangrantes como la trata de mujeres, su explotación sexual, la existencia de burdeles que se exhiben sin pudor, las redes de captación que convierten a las mujeres en esclavas, la compra-venta de carne humana. Los proxenetas que se mueven a sus anchas a pesar de que el proxenetismo está penado por el Código Penal, sus relaciones que llegan a los más altos niveles y que les ayudan a seguir prosperando en un negocio basado en el sufrimiento, la violencia e, incluso, la muerte. Y los puteros, que son quienes realmente mantienen y hacen crecer este espanto, que cada vez son más jóvenes y más crueles y que suelen esconder su faceta más sucia y oscura detrás de fachadas más o menos intachables. Una ambigüedad moral que da hasta miedo.

Pero en La chica a la que no supiste amar vamos a encontrar también otras subtramas inesperadas que abren frentes delicados para Roures y que colaboran a darle más profundidad como personaje. Personalmente, creo que en esta novela, la mejor de la serie en mi opinión, la manera de narrar de Marta fluye con fuerza, no hay esquinas ni recodos que interrumpan una corriente que nos lleva casi sin respirar hasta su última página. Sin forzar, con los giros más sorprendentes dosificados y colocados en los lugares correctos.

Basándose en el relato real de mujeres prostituidas nigerianas, Marta Robles nos lleva allí donde ellas acaban siendo arrastradas. Un pozo negro, lleno de dolor y humillaciones del que nunca van a salir. Nunca van a ver la luz. Ellas solo quieren lo que todos queremos: que nos quieran, tener una vida tranquila, ser felices, pero acaban en un universo paralelo y atroz al que, quizá por costumbre o porque ya nos afectan pocas cosas, no prestamos ninguna atención aunque pasemos por delante de muchos de esos "bares de lucecitas" que jalonan nuestras carreteras y que encierran tanta miseria moral. 

Se nota que La chica a la que no supiste amar ha sido escrita desde las tripas, desde el convencimiento y desde la verdad. Desde su inicio, con una escena durísima, nos hace reflexionar y estremecernos, al tiempo que nos mantiene en una constante intriga que no deja de retorcerse. Y nos veremos reflejados, seguramente, en el modo en que el amor nos nubla la vista o la amistad nos hace dejar de lado las señales de que algo va mal. Ojalá esta novela sirva para remover conciencias además de para disfrutar de una estupenda trama que esconde muchas sorpresas. Descubridla.












16 comentarios:

  1. Estoy totalmente de acuerdo Yolanda. La novela es una maravilla narrativa y desgarradora hasta el final. Una lectura totalmente recomendable.

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  2. A tus pies Yolanda.Reseña increíble y que conste que intento leerte siempre. Soy fan, ya lo sabes

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  3. Una estupenda novela y con una buena carga de denuncia. besos.

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  4. Buena novela con denuncia incluida,muy buena reseña!!

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  5. Es un libro que da para pensar y concienciarnos

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  6. Tengo prevista leerla en vacaciones de Pascua probablemente.
    Besos

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  7. Totalmente de acuerdo con tus impresiones. La verdad es que Roures cada vez gusta más, va creciendo como tú dices y a mí también me gusta mucho como narra Marta, cuenta mucho pero de forma sencilla y a la vez cuidada, pero hace de la lectura un camino muy ágil.
    Besos

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  8. Es la segunda reseña que leo hoy sobre esta novela y con ambas se confirman mis ganas de hacerme con este título, pero antes quisiera leer las anteriores para conocer bien a su protagonista. Besos

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  9. Hola, guapa:
    no me llama nada esta novela ni tampoco lo hicieron las dos anteriores. No sé muy bien el motivo pero, aun sabiendo que me pierdo buenas novelas, no me voy a animar esta vez.
    Un besote

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  10. Yo solo he leído el primero, y sí, me gustó mucho el personaje de Roures, pero no el resto y la novela en conjunto no me convenció del todo, por eso y falta de tiempo no leí el siguiente... y ya este último se me quedaría descolgado, lo voy a dejar pasar pero me alegro de que lo hayas disfrutado.
    Besos

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  11. Magnifica reseña. Da gusto leerte. Un libro muy duro y real.

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  12. Magnifica reseña. Da gusto leerte. Un libro muy duro y real.

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  13. Como le acabo de decir a Mª Ángeles, tengo el anterior en casa y porque llegó por sorpresa, porque lo cierto es que no termina de llamarme la atención esta saga.
    Besos.

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  14. Hola.
    No conocía el libro y por el momento no creo que lo lea, tengo demasiados pendientes, pero gracias por la reseña.
    Por cierto, acabo de encontrar tu blog y me quedo por aquí. Te invito a pasarte por el mio.
    Nos leemos.

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  15. Paso de puntillas porque me llegó el otro día. Imagino que la autora vendrá por aquí. Besos

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